Señores viajeros

Antes de subirse al tren y después de haber dejado en los andenes las penúltimas despedidas, los que van y vienen serán registrados. No todos por igual, ya que no hay nada que sea igual para todos, sino según ‘el riesgo potencial de los sospechosos’, a ojo de la policía, que sabemos que no es tonta, pero también sabemos que hay banqueros y altos cargos de las finanzas más listos que ella. Europa ha decidido reforzar la seguridad en los trenes para evitar atentados, que siempre son de largo recorrido y corta ejecución. ‘Papá ven en tren’ fue un eslogan que actuaba como una consigna para disuadir a los velocistas amateurs. No hay que correr porque correr es de cobardes y porque nadie puede alejarse de sus sombra, pero además no conviene hacerlo por si nos detienen.

La UE reforzará la seguridad ferroviaria y habrá más patrullas en las estaciones. También los billetes de larga distancia serán nominales. Todos esos engorros se deben a amenazas terroristas desconocidas hasta la fecha, pero España está dando ejemplo y se pone la venda antes que la pedrada llegue. Habrá controles de documentos de identidad y equipajes. Viajar ilustra mucho, aunque si eso fuera verdad, como advirtió Santiago Rusiñol, los revisores de los trenes serían las personas más cultas del mundo, cosa que no siempre es comprobable.

Varios países pedirán a la Comisión Europea una revisión de los reglamentos del espacio para detectar sospechosos nada más echarles la vista encima. Si la cara fuese el espejo del alma, la tarea sería más fácil y por ejemplo el honorable Pujol hubiera sido detenido antes de llegar a Andorra, pero hay truhanes con un rostro muy agraciado. ¿Cómo se detecta a un sospechoso? En principio, todos lo somos. Incluso aquellas personas de las que recelamos porque jamás no han infundido la menor sospecha. Practican el lema de ‘vista de lince, paso de buey, diente de lobo y hacerse el bobo’. Son los que si se retratan no sale nada.