Un estudio de arquitectos de Barcelona ha diseñado un espacio urbano en el barrio Turó de la Rovira que permita a sus vecinos «sentarse a la fresca».
Es posible que los nativos digitales no sepan en que consiste esta actividad, pero los migrantes a la modernidad la hemos visto muchas veces en el pueblo: al caer de la tarde, la gente sacaba sillas a la acera, o a parte de la calzada y se dedicaba a tomar el fresco y charlar. Las mujeres a veces cosían.
Naturalmente esto puede ser considerado hoy una pérdida de tiempo, pero el caso es que en la capital catalana va a restablecerse esta costumbre. Como quien tiene experiencia de ver el modelo original, tengo un consejo para los barceloneses que se apliquen a esta novedad: que se dejen el móvil en casa.