Setentones que pagan la pensión a veinteañeros

Justo, necesario y urgente. Es lógico que si alguien se encuentra bien de salud y energía y es emprendedor a los setenta, quiera trabajar y seguir aportando lo que sabe y puede a nuestra sociedad

06 junio 2019 08:02 | Actualizado a 06 junio 2019 08:07
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«En una entrevista de trabajo, nunca hables de algo que hayas conseguido hace más de diez años…Y si quieres parecer dinámico y prometedor, no hables de tus años mozos en ningún sitio», me aconsejó el gurú empresarial Phllip Kotler, autor del best-seller  Los 7 hábitos de la gente altamente eficiente.

Le había pedido asesoría para preparar entrevistas de empleo, porque eran una obsesión en el 2008 (acabo de incumplir tu norma: perdona Phllip), cuando, durante una entrevista, le pedí trucos para encontrar ocupación en un momento de la última recesión en que en este país rozábamos el 20% de paro.

La razón que me dio para que no hablemos de nuestra juventud si queremos que no nos traten como ancianos era evitar «hablar como un iaio»; «contar batallitas» y, sobre todo, que el empleador creyera que no habías hecho nada meritorio en los últimos diez años, por lo que hablabas de lo que habías logrado antes.

Y es que un empresario no te contratará por lo que has hecho ni por lo que crees que puedes hacer, sino por lo que está convencido de que harás por él. Así que mejor no hablar de glorias pasadas, sino de modestas y creíbles posibilidades futuras.
Me he vuelto a acordar de Kotler al saber de un antiguo ejecutivo y buen amigo mío que ha conseguido que lo fiche una de las primeras empresas del país... ¡después de los setenta! Y lo han requerido para un cargo de influencia y decisión no meramente consultivo. No es un caso aislado: horas después me llamó para comentarlo el director de un importante foro de una fundación con la que colaboro que también me confió su edad cercana a la setentena.

Vamos a un mundo sin edades en el que a quien pueda y quiera trabajar y aportar más se le va a permitir porque no hay más remedio

Y, repasando agenda, descubro a setentones –y alguna setentona– yendo a trabajar cada día en posiciones de cierta responsabilidad. Lo primero que me planteó al pensar analizarlo ahora es ¿Por qué no citarlos por su nombre? Y la respuesta, obvia para muchos, es: porque a nadie le gusta ser señalado por su edad antes que por sus méritos.

Nunca suelo hacer con otros lo que no quiero que hagan conmigo, así que dejémoslos en el anonimato. Lo que propongo aquí precisamente es que de momento normalicemos su presencia: es lógico que si alguien se encuentra bien de salud y energía y es emprendedor a los setenta, quiera trabajar y seguir aportando lo que sabe y puede a nuestra sociedad. Eso es lo esencial. Y ya llegará el día en que tener cierta edad y seguir activo forme parte de lo que quieres que se sepa.

Una de las batallas, precisamente, de esos amigos activos setentones es conseguir que su trabajo remunerado no les obligue a renunciar a toda su pensión, como ahora prescribe la normativa, sino sólo a una parte proporcional al salario que reciben por su trabajo hoy aun siendo pensionistas. El nuevo gobierno de Pedro Sánchez anunció en campaña que iba a flexibilizar esa normativa para que los más mayores puedan también aportar su esfuerzo al mantenimiento de la Seguridad Social. No sólo es justo y necesario: es urgente.

Y en ese punto me he planteado que a menudo recibo mails de exalumnos de Periodismo aun en los veintitantos de nuestra URV que me envían el curriculum –yo también lo hice– en busca de una oportunidad. La verdad es que sólo he podido encontrarla en un par de ocasiones.

Uno de ellos ha estado trabajando ya con veinte y muchos años y ahora me doy cuenta con gratitud hacia los setentones no citados por su nombre de que cobrará su subsidio de desempleo en parte gracias al esfuerzo de los otros colegas que siguen trabajando después de los setenta y han renunciado a su pensión para poder cobrar el sueldo. Lo que me lleva a colegir que vamos a un mundo sin edades en el que, robots aparte, a quien pueda y quiera trabajar y aportar más se le va a permitir, porque, entre otras cosas, no hay otro remedio.

No sé ver el futuro y apenas me entero del presente mientras intento entender el pasado, amigos. No sé qué pasará con las pensiones, los setentones y nuestra economía, pero sé qué me gustaría que pasara y es que cada uno de nosotros a los setenta pueda elegir si trabaja para pagar las pensiones también de algunos veinteañeros o si deja que se la paguen los que no tienen más remedio.  

Periodista. Lluís Amiguet es autor y cocreador de ‘La Contra’ de ‘La Vanguardia’ desde que se creó en enero de 1998. Comenzó a ejercer como periodista en el Diari y en Ser Tarragona. 

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