Shock monumental. Madrid, primera capital de la ultraderecha

División. Podemos puede atribuirse el dudoso honor de haberlo facilitado. Iglesias no ha soportado la independencia de Carmena (a la que sí apoyó en la anterior cita) y la disidencia activa de Errejón 

28 mayo 2019 10:48 | Actualizado a 28 mayo 2019 10:50
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No profundizo sobre la victoria por 500 votos del actual alcalde Josep Fèlix Ballesteros y del empate a escaños que Pau Ricomà ha alcanzado doblando su representación en el consistorio de nuestra ciudad. Las compañeras y compañeros que viven día a día la política en Tarragona tienen claves que a mí se me escapan y sería tramposo hacer un análisis artificial desde fuera.

Sí que me llama la atención desde luego la fortaleza de un alcalde que tras tres elecciones puede estar en condiciones de revalidar su mandato y que ha demostrado habilidad y pragmatismo en la gestión de pactos que fuera de Tarragona suenan difíciles o directamente imposibles. Por lo tanto… No descarten ustedes nada ya que puede haber partido para rato a falta de ver si las fuerzas independentistas olvidan sus peleas previas para desplazar al edil socialista.

En todo caso de lo que sí puedo hablar es de la sensación de desconsuelo absoluto que se respira hoy entre los ciudadanos progresistas de Madrid. Se tenía tan asumida una reelección de la alcaldesa Carmena y un potencial asalto al poder en la Comunidad que el shock ha sido monumental.

Primero por el hecho en sí de que tras un balance razonablemente positivo (para este colectivo de ciudadanos) era de esperar un segundo mandato que además pudiera culminar una serie de proyectos tan decisivos para el futuro de la ciudad como «Madrid Central» o la nueva extensión de «Madrid Norte» que se quedó sin aprobar por falta de tiempo antes de las elecciones.

Dos proyectos que tienen como objetivo conseguir una ciudad más sostenible dejando en el centro -como prueba piloto pero con potenciales extensiones- más espacio para los peatones y menos para los automóviles o proporcionando una nueva oferta de viviendas públicas en el norte de la capital y que ahora ven su futuro comprometido. Sobre todo el primero que es el de carácter más social (¿a quién en la derecha le importa el cambio climático y sus consecuencias?) y que ha sido el más contestado sin argumentos por las fuerzas que, de repente, se han encontrado con las llaves de la ciudad contra todo pronóstico.

Dos almas

Dos análisis caben para explicar esta situación. En primer lugar, a muchos ciudadan@s se les había olvidado que a pesar de las proclamas de la pronto exalcaldesa, Madrid tiene dos almas: una encarna a una comunidad abierta, progresista, calurosa con los que llegan e integradora y otra representa a colectivos muy conservadores, que defienden sus privilegios, poco abiertos a los cambios y un tanto xenófobos.

La diferencia cuando llega un proceso electoral es que cuando la primera se moviliza unida consigue mayorías justas pero suficientes para facilitar dinámicas de cambio pero cuando se rompe (gentileza de Podemos en esta ocasión aunque siempre la izquierda tiene esa tendencia cainita) y no consigue movilizar toda esa fuerza en la misma dirección deja la puerta abierta a que la derecha de distinto pelaje se sume sin ningún tipo de escrúpulos para formar gobierno.

En segundo lugar habrá que analizar cómo el proceso de autodestrucción de Podemos (del que ya he escrito en alguna columna aquí) ha contribuido activamente a este nuevo escenario. Iglesias que consiguió recuperar a última hora parte del capital perdido en las generales, no ha logrado o no ha querido (aquí el factor personal sí que importa) empujar en la misma dirección porque no ha soportado la independencia de Carmena (a la que sí apoyó en la anterior cita) y la disidencia activa de Iñigo Errejón.

Sánchez tampoco es inocente

Tampoco Pedro Sánchez es inocente en este proceso. Su orgulloso dedo decidió apoyar a un candidato sin ningún tipo de respaldo popular y ni la inercia del ganador consiguió hacerlo relevante para el gobierno municipal.

Por lo tanto si hay que pedir cuentas tras los resultados, será desde luego a la exalcaldesa pero también al PSOE y en gran medida a Podemos que en su desastre generalizado ha arrastrado el escaso capital político municipal y autonómico que había conseguido. 

El Partido Popular y Ciudadanos no tendrán ningún problema en reeditar el modelo andaluz aliándose con la ultraderecha.Casado para salvarse de la muy probable operación para sacarle del tablero político que algunos compañeros suyos estaban preparando (nadie daba un duro por sus dos candidatos madrileños) y Rivera para seguir en esa carrera hacia ninguna parte del sorpasso nunca alcanzado.
Madrid por lo tanto va a convertirse en la primer capital de la Europa civilizada en estar gobernada con la ultraderecha. Ninguna otra capital ha caído tan bajo políticamente. Dudoso honor el que estrenamos pues.

Periodista. Javier Pons inició su carrera en Radio Reus. Ha sido director de “El Terrat”, director de TVE y CEO de Prisa Radio. Actualmente dirige la productora Globomedia (Mediapro).

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