La CUP consiguió que Junts pel Sí aprobara la declaración rupturista del 9-N; después, apartó a Mas; ahora logra que el Parlament desobedezca al TC a cambio de su apoyo a Puigdemont en la moción de confianza.
El texto aprobado (artículo 7) dice que «las leyes de desconexión no son susceptibles de control, suspensión o impugnación por parte de ningún otro poder, juzgado o tribunal». O sea, no hay división de poderes. En el camino a la independencia, si hay que saltarse la ley, se salta.
Excepto su ley. En el artículo 9, dice: «Las decisiones de la Assemblea Constituent serán de cumplimiento obligatorio para el resto de poderes públicos y todas las personas físicas y jurídicas».
He aquí cómo habiendo perdido las plebiscitarias, pero con una mayoría exigua de escaños, los independentistas no quieren desaprovechar la ocasión, pensando quizá que el electorado no les daría otra.