Sin sorpasso, catenaccio

La sospecha durante los últimos meses de que la repetición de elecciones poco iba a desembrozar el panorama se hace más real que nunca en el mapa catalán. Apenas hay cambios en el diagnóstico. Si acaso un descenso –el enésimo ya– del PSC en favor de un PP que, definitivamente, ha sido como el Madrid en la Champions: un ejemplo de testarudez y ‘catenaccio’ que ha obtenido recompensa a la actitud de dejar pasar la vida. En ese mapa inmóvil, casi idéntico, los populares incluso han dado la puntilla de, bien avanzado el escrutinio, arrebatarle en Catalunya ese escaño a los socialistas y demostrar que las últimas sombras de corrupción tienen una importancia muy relativa para parte del electorado. En Comú Podem, a pesar de perder brío, se encarama otra vez al nuevo orden marcado por el poderío de la izquierda. En los envites independentistas, ERC pasa por encima de Convergència, que retrocede pero logra salvar los muebles y respira aliviada tras los funestos augurios demoscópicos. Si en el 20-D el bipartidismo saltó por los aires, este 26-J nos deja a los viejos partidos sobreviviendo mejor de lo esperado y a esa nueva política en su ‘coitus interruptus’. Si en diciembre nos pasamos con el experimento, ahora toca volver a los valores de siempre, quizás a lo malo conocido, aunque la foto en Catalunya poco haya cambiado.