'Smart cities' y Juegos Mediterráneos

La tecnología no sirve de nada en una smart city si no se conecta a la ciudadanía con ella

19 mayo 2017 23:15 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:35
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Sensores para evitar abusos en las zonas de carga y descarga o en las paradas de taxis. Pasos de peatones inteligentes que se iluminarán por las noches cuando los cruce alguna persona. Parquímetros que se convertirán en puntos de información municipal y de recarga de móviles. Son algunas de las iniciativas smart que Tarragona, Reus o Cambrils han anunciado en los últimos meses para mejorar la movilidad o la vida diaria de los ciudadanos gracias a la tecnología. De hecho, ser una ciudad inteligente es ahora el objetivo de los gobiernos de los principales núcleos urbanos. Pero la tecnología no sirve de nada en una smart city, si no se conecta a la ciudadanía con ella. Lo realmente relevante no es, por tanto, llenar las ciudades de artilugios que la población no entiende. Lo importante es implicarla en la mejora de sus municipios, en formarla para ello y en fomentar que nuevos emprendedores aporten ideas para avanzar en esa línea.

Barcelona lo tiene claro. La capital catalana, que es un referente mundial en esta materia y este año ha logrado la primera posición en el ranking de smart cities mundiales de Juniper Research, por encima de Nueva York o Londres, ha impulsado el Barcelona Institute of Technology para reunir la cantidad de ideas emprendedoras relacionadas con las ciudades inteligentes y fomentar alianzas para llevarlas a cabo.

Evidentemente Tarragona no es Barcelona pero en abril hará un año que se constituyó la Cátedra Tarragona Smart Mediterranean City para avanzar en esta materia aprovechando el escaparate de promoción que deberían ser los Juegos Mediterráneos de 2017. La iniciativa va en la buena dirección porque la crisis por un lado, y las nuevas tecnologías por otro empujan a los gobiernos municipales a cambiar las formas de gestión de los servicios públicos para hacerlos más sostenibles. Pero el verdadero reto para lograrlo está en una mayor implicación de la ciudadanía en su mantenimiento y mejora, algo en lo que aún hemos avanzado muy poco.

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