Sombrillas asesinas en la playa

Le ha pasado a la modelo –o lo que sea, que a estas alturas uno ya no sabe por qué era famosa esta gente– italiana Antonia Dell’atte  en una playa del país de la bota, pero la escena bien pudo haber ocurrido en cualquier cala de Tarragona.

La buena de Antonia se encontraba disfrutando de una relajada jornada playera en su Italia natal cuando, a causa del fuerte viento, una sombrilla se dirigió directamente hacia donde estaba ella descansando.

Por suerte, el paraguas acabó por desviar su trayectoria en el último momento, aunque la buena mujer no se libró de un señor mamporro que la tiene hospitalizada y con la mandíbula inferior rota.

Este accidente me ha recordado la escena que presencié hace unos días en la tarraconense playa de La Móra, cuando a causa del viento varias sombrillas que estaban plantadas en la arena se despegaron del suelo y comenzaron a volar sin rumbo definido entre los bañistas, convirtiéndose en peligrosos proyectiles que por un momento sembraron el pánico.

Todo el mundo corría. Unos, detrás de sus parasoles, tratando de rescatarlos; otros, huyendo de su trayectoria para no ser ensartados por las sombrillas asesinas. Sí, a veces un placentero día de playa puede convertirse en una pesadilla. Que se lo digan a Antonia Dell’atte, que, como ella misma dice, «estoy viva de milagro».