Somos culpables

El presidente, supuestamente socialista, de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, criticó hace unos días la subida del salario mínimo porque, según él, provoca que aumenten los costes de producción en la agricultura mientras que los precios no suben.

Insinuó además que el Gobierno debería hacer una excepción con Extremadura. Que un ‘socialista’ vaya en contra de una mejora salarial clama al cielo, pero además Vara exige un trato de favor (o mejor dicho de desfavor). ¿Qué diría Vara si esa petición la hubiera hecho la Generalitat? Oiríamos de nuevo la cantinela de los «privilegios de los catalanes». 

Las verdaderas culpables de la situación del campo son las grandes cadenas de distribución, enormes conglomerados sin alma obsesionados con ganar cuanto más mejor a costa de explotar a los agricultores y pagarles una miseria. No les importa la angustia del payés, solo la cuenta de resultados.

El objetivo es lanzar una oferta atractiva para que el cliente pique. ¿De verdad alguien piensa que el híper o la cadena de súpers perderá un céntimo? Cuando compramos, por ejemplo, un kilo de tomates a un precio irriosorio nos convertimos en cómplices de esa explotación.