Sublime entrevista

Dudo muchísimo que una persona de la talla de Iván Redondo, exjefe de gabinete de Sánchez, desconozca una de las primeras característi-cas que definen a un profe-sional de esta materia: mantener un perfil bajo
 

11 octubre 2021 10:50 | Actualizado a 11 octubre 2021 11:03
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El pasado domingo 3 de octubre, el programa de Lo de Évole ofrecía una entrevista a un personaje desconocido para la gran mayoría del publico: ni más ni menos que el exjefe de gabinete de Pedro Sánchez. El soufflé de la emoción parece que no cuajó demasiado bien a tenor de los comentarios de los medios que se hicieron eco de la noticia. 

Ello pudo ser debido al candidato entrevistado. Bajo mi punto de vista, esta entrevista no debería de haberse producido. ¿Por qué? La respuesta, muy sencilla. Los asesores políticos están para asesorar y no para aparecer en los medios de comunicación. Eso le corresponde al político al cual asesoran. 

Dudo muchísimo que una persona de la talla profesional de Iván Redondo desconozca una de las primeras características que definen a un profesional de esta materia. La primera máxima consiste en saber mantener un perfil bajo. En otras palabras, debe mantenerse en un segundo plano, puesto que el primero ya está reservado al candidato al cual asesora. Sin embargo, hubo cambio de rumbo. Y apareció en escena aquel que siempre ha estado entre bambalinas. 

La entrevista la analizo desde diferentes puntos de vista: puesta en escena, medios de comunicación y discurso realizado por el entrevistado. Como puesta en escena cabe destacar que fue un calco de la última vez que acudió ante los medios para despedirse como jefe de gabinete. Misma chaqueta, misma camiseta y pantalones. «Arreglado pero informal», como suele decirse. Hace lo que seguramente tantas veces ha aconsejado. Vestir de la misma manera, para que el elector te identifique. Parecido a la época de los romanos donde el futuro senador para ser conocido se vestía con una túnica blanca. Su propia marca personal empieza a despuntar.

Desenfoque de la entrevista por parte de los medios de comunicación. No se trataba de un político al uso al cual le encierras mediante preguntas batería de respuesta sí o no, mecanismo de actuación que tanto gusta emplear a los periodistas famosos de dicha cadena de tv. Era el jefe de Gabinete y como tal deberían de haber actuado. No sólo en el estilo de preguntas, sino también a la hora de definirlo. Por ejemplo, empezó la entrevista con Brainstorming del equipo de periodistas de J. Évole. Ahí lo definieron como el político o expolítico… desliz. Ha sido jefe de gabinete. Y esta diferencia es muy importante. A partir de ahí, alternancia de secuencias preparando las preguntas con la figura del entrevistado. Cascada de preguntas con respuesta cerrada. Dominio total del entrevistado frente al entrevistador. A medida que crecía el uno el otro iba empequeñeciendo. Magistral Iván Redondo. 

Centrándonos en las respuestas, su estilo ágil, estudiado, estratégico solo da información a través de una lectura entre líneas. Frases del estilo «me fui, no me echaron», «estar en contacto es estar en contacto», «(… ) la campaña del 28 de abril teníamos una estrategia bien clara que no te puedo contar», «una noticia se superpone a otra», «señal frente al ruido», iban dando paso a una entrevista que tomaba un rumbo diferente al que se espera de este tipo de entrevistas. Quisiera destacar las frases «hablamos de momentos», resumen de la emoción, fiel reflejo de los eslóganes que impregnan nuestra actualidad electoral. Y la repetida «saber ganar, saber perder, saber parar», descripción de su actividad como asesor político al lado de Pedro Sánchez. 
Destacable también el resumen, que volviéndolo a poner en el rol que desempeñaba cuando era tertuliano en Espejo Público, realizó un perfil de la realidad política de futuro próximo en España.

Finalizo con el análisis de una frase que define perfectamente el rol de asesor político. Figura  a la cual deberíamos ir acostumbrándonos. Es habitual en sociedades democráticas avanzadas. Dos son las principales, entre otras, de las características que debe tener un asesor: la primera la he citado al inicio de este artículo. La segunda la definió perfectamente: «Tenemos una relación sagrada: yo le he dejado entrar en mi vida y él en la suya». Esto se define como lealtad, confianza. Resumen de lo que un buen asesor va a contar.

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