Tarradellas vio claro lo que iba a suceder en Catalunya

En una entrevista en 1982 dijo ‘el arte de gobernar consiste en gobernar, no en gritar cosas que después no podrán cumplirse. Los catalanes perdemos siempre porque no tenemos rigor y creemos que nuestras ilusiones son realidades’

10 junio 2020 17:57 | Actualizado a 11 junio 2020 11:15
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Ayer se cumplieron 32 años del fallecimiento de Josep Tarradellas (1899-1988). En su dilatada trayectoria política: fue diputado por ERC y conseller del Govern de la Generalitat durante la República y la Guerra Civil. Perdida la guerra marchó a Francia donde presidiría (1954-1977) la Generalitat en el exilio. Allí madurará su visión política y comprenderá que un Estado es una organización muy seria. A su regreso presidiría la Generalitat provisional desde octubre de 1977 hasta abril de 1980.

Durante este último y breve mandato, montó un gobierno inspirado en el espíritu de reconciliación y concordia en el que tuvieron cabida todas las sensibilidades políticas. Consiguió mantener una relación directa y fluida con el presidente español Adolfo Suárez, actuando siempre con lealtad y como un hombre de Estado.
Por su larga experiencia conocía mejor que nadie al nacionalismo catalán y rechazó toda deriva radical del catalanismo. Mostrándose favorable a la unidad y a la colaboración con el resto de España.

En una carta (16-4-1981) siendo ya Pujol president dijo: «Es urgente que Catalunya recupere la unidad y que se olvide de todo lo que nos separa, porque nuestro país es demasiado pequeño para que se deprecie a ninguno de sus hijos y lo bastante grande para que quepamos todos».

El desastre de la totalitaria deriva separatista de Catalunya, se inició el mismo día en el que Jordi Pujol fue elegido presidente de la Generalitat. Y es curioso constatar como Tarradellas, tuvo la capacidad de intuir y de llegar a saber lo que iba a pasar, lo anunció hace 40 años. Lo vio tan claro que lo quiso contar, aunque nadie entonces le hizo caso.

En su libro ‘Ja sóc aquí’ reflexionaba lo siguiente: Muchos catalanes no saben ni ganar ni perder. Cuando ganan, se vuelven ávidos como lobos hambrientos. Cuando pierden, echan la culpa a los demás y se retiran a cultivar la flor amarga del resentimiento

Como algunos recordarán, el 23 de octubre de 1977, Tarradellas en su regreso del exilio gritó, desde el balcón del Palau de la Generalitat, su célebre: «Ciutadans de Catalunya, ¡Ja sóc aquí!» siendo aclamado por la multitud. No se dirigió a la gente diciendo «catalans», como habían hecho Macià y Companys, sino que introdujo un cambio muy significativo, dijo : «Ciutadans de Catalunya». Con estas meditadas palabras, la pertenencia no la vinculaba a la identidad sino a una noción de ciudadanía, con todo lo que esto implica. 

El mismo lo explicó poco después en una larga conversación con Julio Merino director del Diario de Barcelona en enero de 1980: « (...) yo entendía que el president tenía que serlo de todos, los de dentro y los de fuera, fuese cual fuese su ideología, viniesen de donde viniesen». Según cuenta Julio Merino, en esa conversación, le preguntó sobre el entonces secretario general de ERC : ¿Y qué me dice de Heribert Barrera?  «Que es un resentido y como tal un peligro. Los resentidos no tienen límites en su ambición, siempre piensan que la sociedad no les da lo que se merecen».

Y respecto a Jordi Pujol, se dio enseguida cuenta de su catadura moral y le habló de la estafa de Banca Catalana: «¿Ha oído hablar, amigo Merino, de Banca Catalana? ... 20.000 millones de pesetas desaparecidos son muchos millones y los máximos responsables son la familia Pujol. Este asunto traerá cola, mucha cola,... ya está en ello la Fiscalía». ¿Y qué puede pasar? «Conociendo al personaje, yo lo tengo claro. Luchará y pactará hasta con el diablo para ser president, porque ahí espera tener su mejor escudo. Mire, amigo mío, este hombre en cuanto estalle el escándalo ... se hará víctima del centralismo de Madrid... Sí, esa será su política si llega a la presidencia, el victimismo y el nacionalismo a ultranza». 

Así lo hizo y todos sus feligreses fascinados por el nacionalismo del ubu President (que diría Boadella) se lo tragaron y un amilanado presidente Felipe Gónzalez ordenó echar tierra sobre el asunto, con lo que dejaba vía libre para que Pujol y los suyos continuaran impunemente por un lado con su «construcció nacional» y por otro robando a manos llenas.

El 16/4/1981 La Vanguardia publicó una carta de Tarradellas en la que reitera esa idea respecto a las intenciones de Jordi Pujol: «un truco muy conocido y muy desacreditado es el de convertirse en el perseguido, en la víctima... Así hemos podido leer en ciertas declaraciones que España nos persigue, que nos boicotea, que nos recorta el Estatuto, que nos desprecia ..., que se hace una política contra Catalunya…».

En una carta que envió a Jiménez Losantos, poco después de que este sufriera un atentado por parte de Terra Lliure en 1981 le dijo: «Coincido con usted en que no puede hacerse en Catalunya una política demagógica y discriminadora. (…) siempre he creído que las decisiones políticas deben ser tomadas en un clima de libertad y respeto, porque de lo contrario se cae en la intransigencia, la violencia y el fanatismo. (…) , corriendo el peligro de que se destruya nuestra convivencia para siempre (28-9-1981). 

En agosto de 1982 el periodista Iván Tubau le hizo una entrevista que en Catalunya nadie quiso publicar, siendo finalmente Diario 16 quien lo hizo, donde decía: «El arte de gobernar consiste en gobernar, no en gritar cosas que después no podrán cumplirse. Los catalanes perdemos siempre porque no tenemos rigor y creemos que nuestras ilusiones son realidades». «La gente de este país no quiere saber la verdad, quiere que la sigan engañando». «Lo que hay ahora en Catalunya es una especie de dictadura blanca. (...), que se apodera del país, de este país. Un día u otro esto se acabará, supongo.

¿Y qué se verán obligados a hacer los que vengan detrás? Pues tendrán que deshacer lo que éstos de ahora han hecho». Lo que no predijo (o no dijo) es que PSUC y PSC (y sus referentes sindicales UGT y CCOO), traicionando a sus bases, asumirían la mitología nacionalista y se convertirían en colaboradores necesarios del pujolismo en la instauración de esa «dictadura blanca». Así como la complicidad de los sucesivos gobiernos de España.

Tarradellas en su libro Ja sóc aquí (Ed. Planeta-1990) dijo: «Muchos catalanes no saben ni ganar ni perder. Cuando ganan, se vuelven ávidos como lobos hambrientos. Cuando pierden, echan la culpa a los demás y se retiran a cultivar la flor amarga del resentimiento».

Dijo también: «En política se puede hacer todo, menos el ridículo». A pesar de lo acertado de sus augurios, supongo que estaría avergonzado y muy triste al ver como están destruyendo Catalunya con el delirante procés. Y por el misérrimo nivel de esta pandilla de mediocres, entre fanáticos, supremacistas, demagogos y vividorzuelos que lo han dirigido: Puigdemont, Torra, Junqueras, Comín, Forcadell, Rufián, Borràs,..,

Ahora resulta además, que el sedicioso Oriol Junqueras, disfrutará de nuevos permisos penitenciarios para trabajar, en esta ocasión, en el importante Archivo Tarradellas depositado en el monasterio de Poblet. Esperemos que no le dejen hacer ninguna barrabasada.

 

SALVADOR CAAMAÑO MORADO. Presidente provincial de SCC

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