Tarragona se da un baño de prestigio

Aunque sin ocultar la tensión, la apertura de los Juegos Mediterráneos propicia el encuentro político más esperado.

 

23 junio 2018 17:49 | Actualizado a 23 junio 2018 18:02
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La primera gran prueba de los Juegos Mediterráneos se ha superado airosamente. Y no era fácil. Había que sortear un doble frente, el político, envenenado hasta última hora, y el festivo, en el escenario del Nou Estadi. La incógnita que planeó hasta mediodía sobre si el president de la Generalitat asistiría a la ceremonia se resolvió con una salida ecléctica por parte de Quim Torra. Antes de viajar a Tarragona elevó una soflama antimonárquica y una vez en la capital de los Juegos apoyó la manifestación de la ANC antes de sumarse a la comitiva oficial. Torra jugó el doble papel institucional y de activista. No hubiera tenido justificación alguna la ausencia de la máxima autoridad catalana en la apertura de unos Juegos que ha financiado en buena parte la Generalitat. Pero al mismo tiempo le resultaba incómoda y difícil de justificar la cercanía con el monarca que el 3 de octubre descargó una severa advertencia con sabor militar contra los secesionistas. Finalmente unos y otros supieron estar en su papel. Torra jugó a la cara y a la cruz y el Rey también supo tragarse el sapo de tener a su vera a quien pocas horas antes lo había puesto a caer de un burro. Incluso de forma estoica Felipe VI recibió un libro de fotos del 1 de Octubre y mantuvo la frialdad calculada, perfectamente arropado tanto en el palco como en el estadio donde los servicios de seguridad se encargaron de no conceder ni la más mínima baza a cualquier expresión independentista. Superar un acto de tanta magnitud con tantas zarzas es un mérito del que Tarragona podrá presumir siempre.
En el aspecto estrictamente lúdico y deportivo la ceremonia resultó sobria, pero deslumbrante, y también pesada como todas las ceremonias de este tipo cuando alcanzan la hora del desfile de participantes. La conclusión debe ser positiva. Tarragona se dio un baño de proyección externa de mucho peso. Ahora cabe esperar que se siga aprovechando esta inercia durante los diez días de competiciones. El esfuerzo de todas las personas que han luchado por conseguirlo se lo merece.

 

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