Totes les cartes del dia

19 mayo 2017 22:32 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:00
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La ridícula moda de los ‘selfies’

Hace tiempo, los autorretratos hechos con los smartphones se empezaron a llamar selfies. Ya se realizaban antes, pero lo que ha cambiado es el término que se le designa a este acto. Lo único es que antes decíamos que era una foto para publicar en el Facebook o en el Instagram.

Pero sólo se le dio importancia cuando los celebrieties empezaron a hacer autofotos, como la que hizo Ellen DeGeneres en los Oscar de 2014 con grandes estrellas de Hollywood, que fue la contribuyó a originar esta tendencia.

Sin darnos cuenta esta moda ha ido más lejos de lo que esperábamos y ha creado instrumentos para aumentar su uso. Pero nadie esperaba que se fueran a usar palos para hacerse fotos y que se iba a convertir en un instrumento indispensable para los amantes del autorretrato.

Pero, las modas no son estúpidas, ni aquellos que usan estos instrumentos, si no el exceso y la dependencia por hacer autorretratos es lo que los convierte en instrumentos narcisistas. De todas formas, las modas sólo surgen para satisfacer las necesidades de la sociedad.

Faten Fakih

(Vic)

La vida es sueño

Siempre me he definido como iluso, pues durante toda la vida he tenido ilusiones, esperanzas, porque una vida sin esperanzas es la muerte en vida. En la adolescencia, esa edad tonta en que el humano empieza a sentirse importante, por la calle Larga de mi ciudad natal, nos paseábamos calle arriba calle abajo, y con miradas que expresaban todos nuestros sueños, mandábamos mensajes a niñas con faldas que les cubrían las rodillas, y ellas nos las devolvían plenas de los suyos con la misma ilusión que la recibían.

Hoy, al pasar por la puerta de un instituto, observé la forma de vestir de las adolescentes, estaba todo tan a la vista que no había espacio para los sueños.

En la época adulta a partir de los veinte años, más que ganar dinero, en la mayoría, lo que se imponía era realizar nuestros sueños, proyectos que sirvieran para sentirnos realizados, muy pocos deseábamos convertirnos en funcionarios. Eso que se ha llamado el sueño americano y que tan bien representó la industria del cine, no es otra cosa que las ilusiones de miles de europeos que ante la imposibilidad de materializar sus sueños, buscaron nuevos horizontes para hacerlos realidad.

Hace más de 2.300 años, Aristóteles definía la esperanza como el «soñar despierto», hace 400, Calderón de la Barca decía que «la vida era sueño» y alguien dijo que la vejez es la ausencia de sueños, por eso esta sociedad tan parca de ilusiones parece desesperanzada, pues observando concursos televisivos, la ilusión predominante es el viajar, y alguien dijo «viajar por viajar es el paraíso de los tontos». El que no sueña no vive.

Pablo Martín de Madariaga

(Tarragona)

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