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La estación de Tarragona, una lástima
Creo que tengo derecho a escribir sobre la estación de Renfe en Tarragona (lo he hecho más de una vez). En el año 1961 me fui Alemania, a Esslingen amb Necker, una ciudad de 60.000 habitantes. Yo no había visto más estación de tren que la de Tarragona y la de Barcelona (Francia). Cuando llegué a Esslingen, mientras yo bajaba la maleta, toda la gente desapreció y pregunté por la salida, me enseñaron las escaleras (eran cinco andenes). Cuando llegué al final del sótano, iba a subir con mi maleta y una señora me cogió del brazo y me llevó al ascensor, se lo agradecí. Hablo del año 61 y una población más pequeña que Tarragona ¿Es tan difícil poner un ascensor?
Conchita Olivé
(Tarragona)
¿Sin concierto en educación diferenciada?
Ante la aprobación en el Parlament de Cataluña de la retirada del concierto educativo a los centros de educación diferencia en Cataluña, me ha sorprendido que políticos a los que ‘se les hace la boca agua’ cuando hablan de democracia, de igualdad, de libertad, etc., hayan votado a favor de dicha retirada. Pensando en los motivos me surgen algunas preguntas: ¿por qué algunos son tan ansiosos de prohibir? Y es que retirar el concierto es prohibir a muchos padres la elección de educación para sus hijos, ¿por qué querer limitar la elección de las familias?
Me sorprende que por posiciones ideológicas algunos traten de impedir, afortunadamente, aunque no siempre –esperemos que éste sea un caso más–, la pluralidad educativa. En muchos países existe una diversidad de modelos y cada uno (los padres) elige lo que ellos creen más apropiados para sus circunstancias y educación de sus hijos. ¿Dónde está el problema? Yo no lo veo. ¿No les parece que en un país que es y se siente democrático, que exige la libertad de elegir, la recurrente cuestión de la educación diferenciada no debería de existir?
Jesús Martínez Madrid
(Salt)
De la calle se aprende
Observando la cantidad de asesinatos de mujeres por sus novios o maridos, no violencia de género –el género es gramatical, masculino o femenino–, se me vino a la memoria esta anécdota.
Cuando era muy joven, me contaron en el pueblo marinero donde habitaba que un pescador que todas las noches salía con compañeros a pescar, un día por la mala mar volvieron, y al llegar a su casa se encontró a su esposa en dulce juntamiento, ella dijo: «Baldomero, mátame si te he ofendido», y él contestó : «Encima quieres que te mate, para que pase el resto de la vida en la cárcel, ¡coge tus cosas y vete!». Como se aprende de las personas inteligentes.
La ira es una necedad, y la necedad y la maldad son la misma cosa. Cosas que pasan….
Pablo Martín de Madariaga
(Tarragona)
