Trabajadoras del hogar o esclavas sin derechos

«Uso de un teléfono móvil durante el período de descanso, preservando la privacidad de la familia empleadora; una vivienda digna, alimentos y ropa adecuados; atención médica en caso de enfermedad; el pago del salario sin demora ni recortes; al menos 8 horas seguidas de descanso con un máximo de 12 horas de trabajo, y que el empleador no confisque el pasaporte de la trabajadora». Estas son las ‘excepcionales’ condiciones que incluye el nuevo contrato para las empleadas domésticas de Filipinas en Kuwait, al que se ha llegado después de que el Gobierno de Manila prohibiera en enero del año pasado que nuevos trabajadores del hogar viajaran a Kuwait después del asesinato, a manos de sus empleadores, de la doméstica filipina Jeanelyn Villavende, quien recibió numerosos golpes y que ya estaba muerta cuando la llevaron al hospital.

Lo peor es que no fue un hecho aislado; en los últimos años se ha informado de varios casos de abuso y maltrato de las trabajadoras en los ricos países árabes del Golfo. Porque las nuevas condiciones del contrato son precisamente eso, nuevas, pues las mujeres del hogar extranjeras carecían de los más elementales derechos. Sí, esto tan parecido a la esclavitud sucede en pleno siglo XXI. ¿De verdad creen que no es mucho todavía lo que queda por hacer?