Los días de tormenta coincidieron con la declaración de Josep Lluís Trapero. En el juicio no hubo rayos y truenos, pero sí una lluvia de centenares de preguntas del fiscal Miguel Ángel Carballo, que se preparó a conciencia.
Trapero no abrió el paraguas del «no me acuerdo», sino que contestó con aplomo. Se le notó, eso sí, preocupado por la situación a la que se ha visto abocado. Si la produjo la actuación ilegal del Govern o el franquismo residual del Estado, es opinable.
El Mayor ha blindado sus convicciones íntimas. En cualquier caso, quien fue asimilado a Gary Cooper en los atentados yihadistas, muestra una tristeza reveladora de que no le gustó nada lo que sucedió unos meses después. No quiere ser sheriff de la mitad del poblado.