Un Ebro sostenible

18 agosto 2020 08:10 | Actualizado a 18 agosto 2020 08:43
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Nuestra sociedad está cambiando rápidamente y esto exige un proceso constante de adaptación individual, colectiva e institucional si queremos garantizar un mundo decente para los que vengan detrás.

En ese proceso, la gestión de los recursos naturales debe dar respuesta a los cada vez más exigentes parámetros de sostenibilidad en un entorno de cambio climático, cambio tecnológico y cambio social.

Hoy asistimos a un crecimiento de la sensibilidad medioambiental de la sociedad en todos sus ámbitos y la gestión del agua debe dar respuesta a esta visión.

No cabe duda de que el futuro se construye desde el presente y que las decisiones que tomamos ahora van a ser las que permitan asegurar nuestra convivencia y modo de vida del futuro.

Por eso es imprescindible que en el proceso de toma de decisiones seamos muy responsables, utilicemos los mejores diagnósticos de la realidad y expliquemos con claridad a toda la sociedad los motivos por los que tomamos las decisiones necesarias.

En la cuenca del Ebro contamos con un marco institucional adecuado para dar respuesta a estos retos de futuro que se ha revelado como un sistema exitoso.

Tal y como recoge nuestra legislación, la gestión del agua pivota sobre el respeto a la unidad de la cuenca hidrográfica, tratamiento integral, economía del agua y participación de los usuarios.

Para hacer frente al futuro de la demarcación del Ebro, desde la Confederación Hidrográfica nos hemos fijado el objetivo de dirigir todas las acciones relacionadas con el agua en la cuenca hacia un compromiso de sostenibilidad.

Esta sostenibilidad tiene en cuenta su vertiente ambiental, alimentaria, energética, e institucional en un entorno cambiante. El próximo Plan Hidrológico de la Cuenca debe ser la herramienta que nos lleve hacia allí.

Nuestro objetivo de Ebro Sostenible se articula en cinco ejes principales.

En primer lugar, es necesario profundizar en la mejora del conocimiento (eje 1), aunando aquellas actuaciones que permitan incorporar las mejores técnicas y las últimas investigaciones en la gestión de la demarcación hidrográfica del Ebro.

También hay que facilitar la difusión de este conocimiento a toda la ciudadanía. Debemos estar a la vanguardia del conocimiento y ser capaces de dar a nuestras actuaciones la necesaria capacidad de anticipación a las realidades del futuro.

Es necesario continuar dedicando nuestros esfuerzos a mejorar la gestión del agua y todo lo relacionado con ella (eje 2). Hay que potenciar aquellas actuaciones que se dirigen hacia una mejora del uso del agua especialmente a partir del incremento de la eficiencia de los sistemas y de la mejora del control de los volúmenes de agua utilizados.

La legislación y los cambios de sensibilidad de la sociedad nos obligan a priorizar el objetivo de alcanzar el buen estado o buen potencial de las aguas (eje 3). Para ello hay que fomentar aquellas actuaciones que contribuyen a disponer de un medio hídrico y de sus ecosistemas asociados con condiciones ambientales cada vez mejores.

También hay que trabajar para renovar la visión de la dinámica fluvial (eje 4) con lo que pretendemos mirar a nuestros ríos con una visión renovada que permita favorecer su recuperación ambiental desde una perspectiva de viabilidad económica, legal y social.

En este punto el proyecto Ebro Resilience para el tramo medio del Ebro, en aplicación del Plan de Gestión de Riesgo de Inundación del Ebro, junto con otras actuaciones de conservación y mantenimiento de cauces que responden a la misma filosofía y que desarrollan por toda la cuenca, están llamados a realizar una importante contribución a esta nueva visión.

Por último, pero no por ello menos importante, el compromiso de la sociedad debe ir dirigido a garantizar los suministros a los usos esenciales (eje 5). Hay que trabajar para asegurar un suministro garantizado a las necesidades de agua de la población en una cuenca con una elevada variabilidad temporal de la disponibilidad de agua que da lugar a sequías frecuentes, en un entorno adicional adverso motivado por el cambio climático.

Qué duda cabe que todos queremos lo mejor para los nuestros.

Queremos satisfacer nuestras necesidades y mantener el desarrollo social que tanto nos ha costado alcanzar.

Pero este desarrollo pasa por tener una mirada amplia, cooperadora que, con la generosidad y el compromiso de todas las partes, permita que garanticemos un futuro para los que vengan después.

La gestión del agua en la cuenca del Ebro ha sido una gestión modélica en muchos aspectos. Hemos conseguido dar respuesta al compromiso social en forma de productos y bienes que ponemos al servicio de la sociedad. Y ello con unas condiciones ambientales muy favorables.

Ese es el camino a seguir, ese es el reto que debemos seguir asumiendo. Y en este contexto, la Confederación Hidrográfica del Ebro mantendrá su misión de casa común que pone al servicio de los ciudadanos su conocimiento, experiencia y responsabilidad para alcanzar el objetivo de un Ebro sostenible.

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