El Papa dejó para su último día en México la visita a Ciudad Juárez, de millón y medio de habitantes, que durante tres años, 2008, 2009 y 2010, fue considerada la más violenta del mundo, seguida de Caracas y Nueva Orleans. Hoy ha pasado a todas San Pedro de Sula (Honduras).
En Ciudad Juárez las escaramuzas entre bandas de drogas son habituales. En una ocasión un grupo armado entró en un centro de rehabilitación, hizo alinearse a los 18 pacientes en los pasillos y fue matándolos. En cuanto a desapariciones y secuestros, las cifras son tan elevadas que mucha gente no sale nunca de casa desde el atardecer.
La visita de Francisco se inscribe en sus itinerarios por las periferias existenciales, desde sus primeras visitas a Albania y la isla de Lampedusa.
Acude a donde se padece, mientras otros, en Barcelona, se burlan del Padrenuestro y de la fe desde la comodidad y la ignorancia.