Un milagro en Tarragona: Gobierno y Govern no se lanzaron pullas

29 junio 2017 10:07 | Actualizado a 28 noviembre 2017 13:44
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Por fin, por fin, por fin. Parecía que sólo Juan Antonio Bayona fuese capaz de filmar ‘Lo imposible’, una película con un milagro casi apocalíptico como argumento. Pero no. También en Tarragona se rodó ayer un film con final feliz. 

En un acto protagonizado por un ministro del gobierno de la sacrosanta unidad de España y por una consellera de la secesionista Generalitat se habló de lo que tocaba: de química, de economía, de infraestructuras, de industria, de innovación, de personas... Y no del caos –o el paraíso– al que nos lleva el Procés.


Sí, como lo leen, Gobierno y Govern fueron capaces de estar juntitos en una sala sin echarse los trastos a la cabeza. La Dow es mucha Dow. Su 50 aniversario pesa mucho. Y el jefe de la firma en España, Anton Valero, es un maestro de las buenas formas.

Ministro y consellera estuvieron juntos, sí, pero no mucho rato, porque el titular de Economía, Luis de Guindos, se fue antes de que hablara la responsable de Presidència, Neus Munté. 

¿Un plantón? ¿Una tocata y fuga? ¿Quería evitar Luis De Guindos oír las conocidas reivindicaciones de Munté (portavoz del Govern)? No (o sí). El ministro se fue con el tiempo justo para abordar el último AVE de Tarragona a Madrid: el de las 20.33 h.

De Guindos no aprovechó para recordar los supuestos beneficios de la España una, grande y libre, como hacen, un día sí, otro también, sus compañeros de gabinete, con la vicepresidenta Soraya al frente. ¡Qué alivio! Sin embargo, no pudo evitar el Gran Mal que afecta a todo político del PP (y del PSOE, y de ERC, y del PSC, y del PDeCAT...): ponerse la medallita. Definitivamente el Magic Andreu habría sido un gran presidente de Gobierno.

Que si llevamos cuatro años de un crecimiento del 3%, que si estamos recuperando el nivel de renta de antes de la crisis, que si tendremos superávit en la balanza de pagos por quinto año consecutivo, que si nuestro contexto económico «es más estable y sostenible»... Oyendo al ministro, parecíamos estar en el Edén y no en unas renqueantes Tarragona, Catalunya y España.

Tarragona. Fue la palabra mágica, la que repitieron en un tono positivo los máximos responsables europeo, español y tarraconense de Dow, el ministro, la consellera y el alcalde, Josep Fèlix Ballesteros. Por fin, por fin, por fin. Oír hablar de Tarragona sin pesimismo, sin términos peyorativos. Fue un motivo de orgullo y honda satisfacción, como diría el rey emérito, Juan Carlos I.

Al ministro, ya ausente, le sucedió en la palabra Jaume Sariol Martí, director del complejo industrial de Dow Tarragona. Y a Sariol, el alcalde. Ballesteros estuvo más juancarlista que nunca, es decir, campechanote. Fue el único que no leyó su discurso. Y se notó (dicho con cariño, ojo). 

El suyo fue un discurso sencillo, demasiado, pero simpático. Y tuvo un gran detalle:citar a los voluntarios que hacen posible el ‘Festa per tothom’, es decir, aquellos que ayudan a las personas discapacitadas a vivir las fiestas de Santa Tecla. «Habría que hacerles un monumento», dijo.


Munté cerró el acto. Y como De Guindos se limitó al temario de la noche: la importancia de la colaboración entre industria y administraciones, la capacidad de innovación del sector químico, la necesidad de unas infraestructuras adecuadas para que las químicas sigan siendo competitivas, que hay que incentivar la vocación científica, el «desequilibrio entre la oferta y la demanda laboral de personas cualificadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas»... Ni un ápice de mal rollo. Ayer hubo química –o al menos lo pareció– entre administraciones. Chiste fácil, vale.

Bayona, ya sabes. La segunda parte de ‘Lo imposible’ puedes rodarla en Tarragona.

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