Un pacto que no se entiende

19 mayo 2017 20:24 | Actualizado a 21 mayo 2017 21:25
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"Habrá gente que no entenderá el pacto", vaticinó el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, cuando el jueves, en la entrevista que siguió a su conferencia sobre el estado de la ciudad, se mostró partidario de gobernar con PP y Unió. Y tenía razón; muy poca gente lo ha entendido. Sobre todo, entre los socialistas. Varios militantes y simpatizantes convencidos del PSC me confesaban ayer sentirse «decepcionados, engañados y estafados por un acuerdo con la derecha más rancia». En efecto, es un pacto difícil de tragar. Su única fortaleza parece ser que la suma de los concejales de las tres fuerzas garantiza un gobierno estable. Y es que el PSC tiene muy poco que ganar con esta unión, más allá de esa estabilidad que pedía el alcalde en su conferencia. Claro que en aras de esa mayoría el hombre fuerte del gobierno Ballesteros será Alejandro Fernández, que pasará a ser el concejal de Presidència y primer teniente de alcalde, en detrimento de Javier Villamayor, precisamente la persona que parecía llamada a sustituir a Ballesteros. Tampoco parece que estas tres formaciones tengan líneas o programas muy coincidentes; ¿cederá, por ejemplo, el PSC a las pretensiones de Alejandro de hacer un censo de mendigos y de acreditar cinco años de empadronamiento para acceder a algunas prestaciones sociales? Me van a perdonar, pero no veo en este pacto otra cosa que el interés de Ballesteros por finalizar con tranquilidad su última legislatura. Y, mientras, los socialistas de Tarragona defienden a ultranza un pacto nacional con Podemos para echar a Rajoy (ver el Diari del 30 de enero). Pues eso, que no se entiende.

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