Una boda en un taller y entre lápidas

hace falta, además de ser irresponsable e insolidario, tener muy poco tacto y muchas ganas de fiesta para celebrar una boda en un ambiente tan acogedor como el que proporcionan unas lápidas

19 marzo 2021 10:10 | Actualizado a 19 marzo 2021 10:34
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El atestado parece uno más de los muchos que se producen durante estos días en que todavía hay demasiados irresponsables incumpliendo las normas para frenar la extensión del virus y, por tanto, poniendo en peligro a toda la población: «La Policía Municipal de Madrid desaloja un taller de mármol donde se fabrican lápidas cerca del cementerio de la Almudena cuando se celebraba una boda con 30 invitados que incumplían las medidas de seguridad y sanitarias exigidas por la pandemia».

Pero enseguida se ve que se trata de un hecho singular. Porque hace falta, además de ser irresponsable e insolidario, tener muy poco tacto y muchas ganas de fiesta para celebrar una boda en un ambiente tan acogedor como el que proporcionan unas lápidas. Hace falta carecer de un mínimo de sensibilidad para, con la que está cayendo, instalar en ese local tan próximo a un cementerio unos altavoces para que los vivos y los muertos sepan que treinta personas están de juerga.

Por no hablar de lo que hace falta para celebrar una boda en un taller que no disponía de salida de emergencia, que presentaba deficiencias graves en materia de seguridad y que por no tener no tenía ni baño. Desde luego, había que tener ganas de fiesta. Al menos espero que después de semejante despliegue el matrimonio dure mucho. No me quiero ni imaginar cómo celebrarían un divorcio.

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