Una estación impropia de Tarragona

Falta de limpieza, servicios inutilizados, paneles de información que no informan... ¿Es esta la terminal que merecemos?

 

08 diciembre 2018 23:27 | Actualizado a 08 diciembre 2018 23:30
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La estación de autobuses de Tarragona se encuentra en un estado impropio de una capital. El reportaje que hoy publicamos describe una situación tercermundista. Lavabos que no funcionan o están cerrados, paneles informativos que no informan, suciedad por todas partes, colas interminables para adquirir billetes o abonos, problemas de accesibilidad por la estrechez de algunos andenes, deficiente iluminación, problemas de seguridad y un sinfín de incomodidades completan el catálogo de despropósitos. Usuarios y conductores se han cansado de expresar sus quejas. La creciente degradación amenaza con rebajar la estación de autobuses de Tarragona a la categoría de equipamiento subsahariano. Es intolerable. Los encargados de la estación no pueden ocultar su impotencia. «Al personal que cuida de la limpieza habría que hacerle un monumento», dice la responsable de la estación. Es evidente que la estación de autobuses recibe un creciente volumen de pasajeros poco distinguidos. El grado de incivismo adquiere en este equipamiento la categoría cum laude. Se han detectado situaciones de todo tipo, desde personas que utilizan la estación como si fuera su cuarto de baño particular, hasta parejas que convierten la mesa para cambiar los pañales de bebés en lecho de sus lujurias. El incivismo es un difícil enemigo al que hay combatir con más vigilancia pero, sobre todo, con más mantenimiento. Una instalación mal conservada es doblemente maltratada por los usuarios. En cambio, una instalación impoluta frena por propios méritos a los incívicos. La Generalitat, propietaria de la instalación, tiene prevista una partida de dos millones de euros para adecentar las estaciones de autobuses de Tarragona, Reus y Valls. A todas luces parece una cantidad insuficiente para las necesidades que exigen las terminales de autobuses. Tarragona no puede proyectar una imagen tan decadente. Nadie pide que la estación sea toda ella una zona VIP con todo lujo de detalles. Simplemente se reclaman los servicios mínimos con limpieza y comodidad.

 

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