Una generación con las alas cortadas

La solución pasa por crear un potente parque de pisos de alquiler social y una importante mejora de la calidad del empleo

06 mayo 2021 09:40 | Actualizado a 06 mayo 2021 10:34
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La gravísima crisis económica que ha provocado la no menos escalofriante crisis sanitaria desatada por la pandemia ha tenido ya efectos dramáticos sobre algunos sectores y amenaza con causar aún enormes estragos. Entre otros, los jóvenes son uno de los sectores de población con los que con más virulencia se ha enseñado esta crisis, al destruir miles de empleos temporales –los más habituales en ese colectivo– y añadir dificultades al ya de por sí complicado acceso al mercado laboral.

La situación de precariedad y bajos sueldos es tan grave que incluso aquellos jóvenes que tienen la fortuna de contar con un empleo a tiempo completo sufren serios problemas cuando se plantean vivir por su cuenta. La brusca caída de la emancipación de las nuevas generaciones muestra con crudeza cómo el virus ha agudizado su vulnerabilidad. Sólo un 17,3% de las personas de hasta 29 años está independizada, en tanto que uno de cada tres jóvenes está en riesgo de pobreza. La tardía marcha del hogar paterno es un problema estructural agravado ahora por el forzado regreso a él de miles de jóvenes que han perdido el empleo y a los que, de alguna forma, se les han «cortado las alas».

Esta situación constituye una seria anomalía de la que son inquietantes tanto sus causas como sus efectos. Entre las primeras, la endémica carestía de la vivienda, ya sea en propiedad o en alquiler, que la sitúa fuera del alcance de una generación con un insostenible nivel de paro, bajos salarios y sujeta por lo general a contratos eventuales. Entre los segundos, la pérdida de talento, el retraso en la formación de nuevos núcleos familiares y un desplome de la natalidad que acarreará graves consecuencias. La complejidad del problema requiere medidas multidisciplinares, que pasan de forma irremisible por la creación de un potente parque de pisos destinados al alquiler social y una mejora de la calidad del empleo. Aplazar la emancipación de los jóvenes no solo les genera frustración y va contra natura; es también arrojar piedras contra el futuro de toda la sociedad.

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