Una reforma política necesaria

El resultado previsible de las elecciones del 24-M es el final de las mayorías absolutas

19 mayo 2017 22:56 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:06
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En este año 2015, en España, estamos en un periodo histórico parecido al de los años previos a la Constitución de 1978, en los que se discutía la necesidad de una reforma política y social, que superara las posiciones conservadoras y las posiciones rupturistas, con amplios apoyos sociales para todas las partes.

Pero, aunque el fondo político y social es parecido, en las formas hay una importante diferencia. Porque, en la actualidad, los partidos de las posiciones conservadoras son los dos grandes partidos, PP y PSOE, situados respectivamente en las derechas y las izquierdas políticas y sociales, que pretenden prolongar la etapa del bipartidismo, en la que se han ido repartiendo el poder político, según los tiempos y los territorios.

Y en las posiciones rupturistas están aquellas izquierdas cercanas a los actuales gobiernos de Grecia y de Venezuela, que con la marca Podemos, pretenden conseguir el poder a través de las urnas, para modificar la esencia del sistema democrático parlamentario actual; y transformarlo en un sistema populista, formalmente democrático, pero con una clara vocación totalitaria, al estilo chavista venezolano.

Por último, las posiciones reformistas, con una clara vocación democrática y europea occidental, están representadas por la nueva fuerza política de Ciudadanos, que aspira a convertirse en importante actor de equilibro del actual sistema parlamentario. Quedan en el País Vasco y en Catalunya las fuerzas nacionalistas, más o menos moderadas o radicales, que deberán adaptarse a los nuevos tiempos, si quieren seguir contando con la confianza de su electorado.

Parece claro que, después de los años transcurridos, la opinión pública española debería tener asumida la reflexión de que las mayorías absolutas no suelen actuar en beneficio de las mayorías sociales; sino que tienden a encerrarse en sus castillos, de derechas o de izquierdas; para, desde la seguridad de sus mayorías, beneficiar a sus amigos, parientes, conocidos y saludados. Y ello, con la idea puesta en la consecución de una nueva mayoría absoluta en las próximas elecciones a que haya lugar.

Pues bien, el próximo día 24 de mayo, podremos verificar si, contados los votos de las municipales y de las autonómicas, el resultado final será el previsible de que se acabarán las mayorías absolutas; y que los dos grandes partidos asumirán la cultura del diálogo y del pacto, como necesaria para los próximos tiempos. O, por el contrario, será una etapa de conflicto permanente, en la que los grandes partidos lucharan para recuperar su hegemonía en el futuro, en su propio beneficio y al margen de los resultados electorales.

En todo caso, si que parece urgente y necesario un esfuerzo de los máximos responsables políticos, de todos los colores ideológicos, para resolver los problemas esenciales de la financiación y de la estructura de las administraciones públicas, con unos pactos básicos que puedan durar otros 35 años, de forma y manera que estimule el trabajo y el ahorro de la ciudadanía, en los distintos territorios; así como permita el mantenimiento del estado de bienestar, de nuestro mundo occidental.

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