Una tierra de acogida

Parte el alma ver como hay miles de persones que arriesgan la vida - y muchas encuentran una tumba en el Mediterráneo- intentando llegar a Europa huyendo de la miseria y de las guerras. Barcos hundidos, jóvenes encima de verjas durante horas, un niño dentro de una maleta...no hay palabras que consigan describir una realidad tan desoladora. Una situación que tienen que hacer reflexionar a Europa y en general al mal llamado primer mundo, que tiene que empezar a abrir los ojos y actuar de una vez por todas.

Nadie deja su casa, su familia y su país, ni arriesga su vida porque sí, sino por necesidad. Por eso me ofenden profundamente actitudes, opiniones y lemas xenófobos, presentes en esta campaña electoral.

Las personas son personas, hayan nacido en Tortosa, Madrid, Pekín, Nueva Delhi o Honolulu. Ysi necesitan ayudas sociales o atención sanitaria, se las tiene que atender. Sean de aquí o de más allá. A todos, sin excepción.

Una de las funciones primordiales del Estado tendría que ser la de dar cobertura a los más débiles, no ser coartada de las élites. Pero estamos más cerca de lo segundo que de lo primero.

Catalunya siempre ha sido tierra de acogida. Como territorio próspero, ha sido punto de llegada de diversas oleadas masivas de inmigración a lo largo del siglo XX y principios del XXI. Yestos miles o millones de personas, nadie lo olvide, han contribuido decisivamente al crecimiento de la economía y a conformar el país que somos hoy en día.