Unos presupuestos más políticos que económicos

18 noviembre 2020 09:47 | Actualizado a 12 diciembre 2020 21:53
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Los Presupuestos Generales del Estado son, ante todo, unos presupuestos políticos e ideológicos, no tanto por su contenido -que también- sino, sobre todo, por los apoyos que reciben. No se trata de recibir 190 o 200 votos a favor, sino quién ha votado a favor. 

La mayoría la ha pergeñado sin duda el vicepresidente Pablo Iglesias, líder de Podemos, que se ha empeñado en poner dentro del saco a Bildu y a Esquerra Republicana, pero sobre todo a Bildu, los herederos de ETA que ni han condenado los asesinatos de ETA, cerca de un millar ni se preocupan por los 300 asesinatos de autores todavía desconocidos. 

Y no solo eso, sino que es bien sabido que Bildu no tiene el más mínimo interés que España funcione, o que el Estado tenga unas cuentas equilibradas de cara al presente y al futuro. De eso no cabe la menor duda.

Es más, cuando ha salido Arnaldo Otegui como el garante de estos presupuestos, ha puesto leña al fuego, no solo a la oposición, sino dentro del propio partido socialista.

A Esquerra Republicana «le importa un comino la gobernabilidad de España», escuchamos que decía una diputada en la tribuna del hemiciclo, y ha votado en contra de las enmiendas a la totalidad por intereses políticos y partidistas. Y por el independentismo.

El gran triunfador de estos presupuestos ha sido Pablo Iglesias, aunque no ha conseguido del todo su objetivo. Pablo Iglesias solo tenía un interés claro: formar un bloque de izquierdas elevando un muro de contención frente a Ciudadanos, de Inés Arrimadas a pesar de su giro al centro-izquierda. 

Ciudadanos no puede entrar, según Iglesias, en el bloque que quiere sea granítico, de la izquierda más avanzada: el bloque de la investidura. Casi lo ha conseguido, pero Arrimadas ha captado la jugada y quiere entrar, como ala moderadora, dentro de este conglomerado de izquierdas, de populistas e independentistas vascos y catalanes. ¿Se ha equivocado Arrimadas? Tiene enemigos dentro y ahora ha salido su expresidente Albert Rivera para enviarle un dardo envenenado. ¿Acabará Ciudadanos absorbido por el Partido Popular y por el PSOE?

Lo importante no es solo eso -una mayoría soldada por Iglesias- sino qué precio va a pagar el gobierno para contentar a Bildu y a Esquerra Republicana para dar su voto a los presupuestos. Porque es bien sabido que en política no se regala nada, todo tiene un precio. El precio pagado por el Gobierno a Bildu y a Esquerra lo veremos dentro de poco. 

Esquerra se enfrenta a unas elecciones catalanas el 14 de febrero y al independentismo no le gusta que se den apoyos al estado español, al que se quiere derribar para conseguir la independencia. Pero ha de aparentar un poco de moderación para conseguir los votos de los catalanes, como el PDeCAT, que también ha votado en contra de las enmiendas a la totalidad. 

Dividir al país en dos bloques irreconciliables es por lo que trabaja Pablo Iglesias, cuando en realidad, en estas duras y tristes circunstancias que vive el país con el coronavirus y sus gravísimas consecuencias económicas, lo ideal hubiera sido unos presupuestos en los que cupieran todos, y con «todos» me refiero al Partido Popular, 

Al Gobierno de Pedro Sánchez no le hacían falta los votos de Bildu y tampoco los de Esquerra si hubiera conseguido -desde el primer momento- la sintonía suficiente con el PP para obtener su abstención. De eso se quejan algunos barones socialistas, y no les falta razón. 

Salvador Aragonés: Periodista. Exdirector de Europa Press en Catalunya y profesor emérito de la UIC.

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