Urge acelerar el proceso de vacunación

Cuando hace ya 15 días todos nos conmovimos al comprobar la feliz naturalidad con que las primeras inmunizadas españolas recibían la vacuna que debe poner fin a la pandemia que sigue socavando nuestras vidas, no podíamos sospechar que el ritmo de vacunación iría tan lento. Aquel día, un domingo que tuvo mucho de fiesta –la ocasión lo merecía–, todo el proceso se desarrolló sin ninguna incidencia reseñable, con eficaz profesionalidad por todos los implicados en el transporte, custodia, distribución e inoculación de las dosis y con una genuina emoción, generalizada y compartida. Era el principio del fin, la luz al final del túnel. Éramos conscientes de que todavía quedarían días y meses muy duros antes de lograr la tan ansiada inmunidad de rebaño que nos haga dejar atrás esta pesadilla y recuperar nuestras vidas. Porque la llegada de la vacuna, un hito de la ciencia en un tiempo récord, se antoja como la única solución a la que podemos aferrarnos para superar la pandemia de coronavirus. La vacuna debe ser el antídoto contra la enfermedad, pero también el motor que vuelva a poner en marcha la economía y todo el sistema productivo, a la vez que la inyección de moral que los ciudadanos necesitan para dejar atrás tanta tristeza, angustia e incertidumbre.

Sin embargo, nadie contaba con que una vez aprobadas las vacunas y con las dosis en nuestro poder, no fuésemos capaces de reaccionar con la celeridad que la ocasión requiere. Y es que vacunar a cuanta más gente y hacerlo cuanto antes ha de ser, junto a las medidas para evitar los contagios, la gran prioridad. Por eso no es de recibo que apenas se haya puesto poco más de la mitad de las dosis recibidas. Es verdad que la logística no es sencilla, pero no es menos cierto que deberíamos estar preparados ante la magnitud de lo que está en juego. La consellera de Salut de la Generalitat, Alba Vergés, dijo ayer que ya se ha vacunado a un total de 68.306 personas desde el inicio de la campaña. Urge acelerar el proceso, porque a este paso tardaremos más de tres años en inmunizar al 70% de los catalanes. Y no tenemos tanto tiempo.