Urinarios públicos

19 mayo 2017 22:02 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:28
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Ya sé que andamos a principios del siglo XXI, pero las necesidades fisiológicas de la humanidad no ha cambiado mucho desde el siglo I después de Cristo. Hay que decir también que a medida que transcurrieron los años, las décadas, los siglos... los reyes, zares, emperadores, presidentes, en fin los gobernantes de la sociedad, han mirado siempre por renovarse, modernizarse o como quieran llamarlo, para tener el beneplácito, la bendición y el aplauso del pueblo. Hasta aquí todos estamos de acuerdo ¿no? Ahora bien, yo creo que deberían marcarse unos límites y unas bases –difíciles de acordar, es cierto– pero que no perjudicaran pero tampoco ofendieran a nadie.

No hay que decir que esta genial idea de instalar urinarios públicos ha sido una idea brillante y hasta es posible que necesaria... pero está claro que no es del gusto de la mayoría. Vamos a ver... la imagen de un tío de pie meando (perdón por el vulgarismo) a la vista de todos... de agradable ni estética no tiene nada. Probablemente peor sería la visión de una señora a gachas ¡uf! Puesta en práctica la operación –no sé si reversible o no–, creo que no seria mucho pedir que los lugares de instalación de estos mingitorios fueran lo más disimuladas y discretas posibles. La foto publicada por el Diari de un usuario del invento en una esquina del ayuntamiento... ¡qué quieren que les diga! Y como quiera que C’s, ERC, PP, ICV, CUP,CiU... no van a ponerse de acuerdo, por si acaso, si se trata de promocionar su uso al turista extranjero, propongo unos cuantos sitios para ubicarlos, que seguro van a ser exitosos. Tomen nota. Uno a la puerta de entrada de la catedral, otro bajo la estatua de Roger de Lauria, otro al ladito mismo del banco donde luce la escultura del Sr. Virgili en plena la Rambla Nova.

Pau Òdena (Tarragona)

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