Vale ya de contenidos

19 mayo 2017 19:53 | Actualizado a 21 mayo 2017 21:20
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Qué lejos quedan esos apuntes de deontología periodística que tomamos un día en la universidad. Cuando hablábamos de derecho a la información y de protección de las fuentes, de derecho al honor y a la propia imagen, de información veraz, contrastada y de interés público. Esas clases magistrales en las que los periodistas eran héroes empáticos, sensibles, que se la jugaban por las causas justas y la defensa de los débiles. Capaces de sentir el dolor ajeno como propio, de comprometerse y de llegar hasta el final por ese compromiso. Cuando en las redacciones se hablaba de ‘informar’ en lugar de ‘generar contenidos’. Cuando pensábamos que esto del periodismo era Spotlight.

Otra vez hemos informado de la tragedia. Un accidente de autocar. Una cadena de explosiones. Y, a continuación, nos hemos lanzado a ‘generar contenidos’. Plantando un micrófono delante de un padre en estado de shock porque acaba de perder a su hija. Publicando una foto de una mujer en estado de shock, herida y en ropa interior, porque acaba de vivir un atentado. ‘Contenidos’ para nuestras ediciones digitales, ‘contenidos’ para las redes sociales, ‘contenidos’ para mantener el tráfico y las visitas. La ‘conversación’, dicen los pedantes.

Vale ya de contenidos. Vale ya de inmediatez histérica. De buscar el ‘testimonio’. De especular. Quien crea que debe decir algo, que haga lo que considere en Twitter, en Facebook o en su grupo de WhatsApp. Eso no nos toca a los periodistas. Nos toca informar. Y si no se tiene algo confirmado o no tiene interés público alguno, no se publica. Por mucho que lo diga Twitter.

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