Victoria ‘trompe-l’oeil’

En la salida de prisión de los presos del Procés tras los indultos, los siete políticos independentistas varones intentaron acordar una actitud común para aparecer ante los medios
 

29 junio 2021 07:21 | Actualizado a 29 junio 2021 07:27
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¡Hola vecinos! En la niñez, cuando ganábamos algo, entonábamos aquello de: «¡Hemos ganao, hemos ganao, el equipo colorao!». Decíamos «ganao» y «colorao» porque éramos criaturas de barrio popular, de calle y patio de recreo, éramos chuletas, asilvestrados, nos gustaba refregar ante sus mismísimas narices la cantinela al equipo contrario hasta convertirlo en equipo contrito, y volvíamos con el «hemos ganao, hemos ganao, el equipo colorao» bailándonos en las sienes durante el camino a casa, donde lo cantábamos por última vez al entrar y justo antes de que nos dijeran: -Qué vas a ganar tú, tontolaba. Lávate las manos, ve poniendo la mesa y cómete las acelgas.

En la salida de prisión de los presos del Procés tras los indultos, los siete políticos independentistas varones intentaron acordar una actitud común para aparecer ante los medios de información y quienes les esperaban al otro lado de la puerta del Centre Penitenciari Lledoners: o alegres por la libertad, o circunspectos por un indulto no pedido, solo un poco sugerido por alguno. ¿Qué quedaría mejor en las fotografías e imágenes de vídeo para la Historia? ¿Qué impactaría con mayor fuerza en la sociedad civil? Como foco de las miradas del mundo, ¿qué aspecto había que presentar? ¿El de unos demócratas oprimidos por el Estado represor que los ha maltratado sin piedad en calabozos infectos durante tres años? ¿O el de personas que tenían permiso ya antes del indulto para pasar en casa el puente de Sant Joan? Uno apuntó: «Esto es una victoria, hay que salir con aire de victoria». Y, se repitió el término «¡victoria, victoria!». Oriol Junqueras opinó: «Hay que salir con cara de funeral». 

Ganó el mensaje «victoria». Pensé: les falta un pelo para entonar «¡Hemos ganao, hemos ganao, el equipo estelao!» Pero no.  Se cantó Els Segadors, que es más institucional, señorial e identitario. Pidieron libertad, como los ayusers en Madrid pero con una pancarta en inglés, y renovaron votos en cuanto a mantener sus firmes convicciones que, como firmes convicciones son muy respetables, mientras no quieras imponerlas saltándote la Constitución y a costa de los presupuestos para la sanidad, la educación, la investigación, el fomento del trabajo, la vivienda y esas cosas de primera necesidad.

Lo natural, cuando te liberan de una pena de cárcel, es salir alegre de la trena. No lo es tanto pararse en la puerta a pensar con qué aire salgo: el de perrito apaleado o el de Nino Bravo cantando «libre, como el sol cuando amanece yo soy libre».  En el periódico La Comarca (Alcañiz. Teruel) leo un artículo bajo el título: «Enfermedades de transmisión gestual». Recuerda Marisa Lanca, en su sección semanal que: «Prolifera una tendencia comunicativa que pone de manifiesto la importancia de lo visual frente a lo verbal o textual: el lenguaje corporal. Los gestos, la expresión facial y hasta la postura y los movimientos se convierten en elementos esenciales en una estrategia de comunicación». Y añade: «Si entramos en un terreno concreto, el político, el tema adquiere tintes que rozan lo esperpéntico. Todo tan preparado y estudiado que resulta un trompe-l’oeil, un engañaojos, o sea, un trampantojo en toda regla». 

La alegría de los grandes expresos europeos con sede central en Waterloo me gustaría que hubiera sido natural.  La «victoria» solo fue un engañaojos.

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