Victòria Forns

Convergència i Unió vive en una permanente transición en la ciudad de Tarragona

19 mayo 2017 23:40 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:30
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Convergència i Unió vive en una permanente transición en la ciudad de Tarragona desde que se marchó el exalcalde Joan Miquel Nadal en 2007. Desde entonces, la formación nacionalista se ha convertido en una máquina de devorar activos políticos. Primero fue Joan Aregio y, ahora, Victòria Forns. Especialmente significativo es el caso de esta última, que desde su inicio como portavoz ha sido desautorizada por la cúpula del partido, principalmente por parte de los dirigentes de la Federació del Camp de Tarragona (sí, esos que en toda la polémica por el alcaldable no han dicho absolutamente nada, que se han escondido y que se han esperado a recibir las órdenes de Barcelona para actuar).

Se podrá considerar de que Albert Abelló es mejor candidato o, asimismo, criticar el trabajo de Forns. Todo esto es opinable y lo dejo para los militantes de CDC. Pero lo que está claro es que, con Forns, las formas han dejado mucho que desear. Diría, incluso, que a un hombre no le habrían tratado así. Primero fue el no pacto con el PP tras las elecciones de 2011 y, después, el veto al Pacte de Ciutat con Ballesteros en verano de 2012. En ambos casos había acuerdo y se dice que hasta hora para hacer una fotografía de presentación en El Serrallo, pero los dirigentes de CiU lo tiraron hacia atrás, pasando por encima de la portavoz. ¿Eso se lo hubieran hecho a Nadal? (que, por cierto, pactó primero con el PSC y luego con el PP...). En medio, Joan Basora, Frederic Adan o Jordi Sendra se postularon para coger un relevo que, a sólo cuatro meses para las elecciones, ha sido para el presidente de la Cambra de Comerç. Sería deseable que al nuevo candidato no le hagan la vida imposible como se la han hecho a Forns.

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