«Ya no importamos»

Roberto tiene 82 años. Se sentía «estafado por cómo este país ha tratado a los viejos»

29 septiembre 2020 07:40 | Actualizado a 29 septiembre 2020 07:47
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Ayer me encontré con Roberto, un hombre especialmente activo, pese a sus 82 años de edad. Hacía tiempo que no le veía. De hecho, la última vez que hablé con él fue a finales de enero, cuando el coronavirus era una cosa lejana que pasaba solo en China. Estaba enfadado. Más bien, como repetía, se sentía «estafado por cómo este país ha tratado a los viejos», entre quienes se incluía. «Nos han repetido tantas veces que somos población de riesgo que nos han atrofiado. Nos han encerrado, sin tener en cuenta que para la gente de nuestra edad no poder dar el paseo diario es quitarnos años de vida. Sin preguntarnos siquiera si estábamos dispuestos a correr el riesgo. Yo lo estoy. A estas alturas prefiero morir de un virus que dejar de vivir y pasar todo el día en casa sentado en el sofá. Con la excusa de querer salvarnos nos están matando». Intenté convencerle de que las medidas adoptadas eran por su bien, pues las estadísticas demostraban que los ancianos eran realmente el sector más frágil si contraían el coronavirus. Se enfadó aún más. «No, nuestras vidas no les importan. Nosotros ya no somos productivos, por eso nos pueden dejar abandonados en casa o tirados en una residencia sin recibir visitas, aun sabiendo que eso nos mata. Mira los niños; ellos sí pueden ir a la escuela, aunque se contagien. Para ellos sí es importante relacionarse. Pero que no nos engañen más; la razón de que tengan que ir al colegio obedece solo a que sus padres deben trabajar. Y, olvídate, eso es lo que importa». Me despedí de él preocupado por su estado de salud –le vi triste y cabizbajo– y pensando que no le faltaba razón.

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