A los consejeros infantiles

El Consejo Municipal de Infancia y Adolescencia conmemoró recientemente el Día Universal de la Infancia. Nosotros, los adultos, tenemos que reconocer que son la parte más vulnerable de la sociedad, pero a la vez la más importante, ya que son el futuro y deben de convertirse en personas útiles para ellos mismos y para la sociedad. También sería importante recordar que no todos los niños/as del mundo pueden disfrutar de estos derechos y deberes, por ese motivo se debe de aprovechar al máximo las oportunidades que tenemos y poder ayudar en la medida de lo posible a los más desfavorecidos.

Muchos de estos derechos no pueden ser cumplidos, sobre todo en países no desarrollados por la situación que vive y debemos de tenerlos muy presente.

Todos los niños/as tienen:

– Derecho a tener una familia que los proteja, los ayude, los alimente, que les haga pasar buenos momentos… En definitiva que sean felices.

– Derecho a una Sanidad, para cuidarlos cuando estén enfermos y así alargar su esperanza de vida.

– Derecho a la Educación, para que sean independientes y útiles en el futuro.

– Derecho a la identidad para saber de dónde vienen y a dónde van

– Derechos a la igualdad , pues todos deben de tener los mismos derechos y oportunidades, sean como sean y sin importar dónde hayan nacido.

– Derechos de protección, que deben de recibir de sus familias, de su localidad, comunidad, de las leyes del país y de las autoridades.

– Derecho de alimentación, porque todos los niños/as, deben de comer por lo menos tres veces al día con una alimentación sana y equilibrada.

– Y por último derecho al juego, que como son niños/as, les corresponde .

Pero no sólo deben de tener derechos, también obligaciones que resumidas son:

Respetar a las personas, leyes, instituciones, culturas, el medio ambiente (fauna y flora) y mantener al patrimonio histórico y cultural y sin olvidar de hacer los deberes del ‘cole’. En definitiva, es el conseguir una ciudad y ¿por qué no? el mundo entero, con la visión y participación no sólo de los mayores, sino de los niños/as también, convencidos que la sangre joven es buena para mejorar.

Todo esto lo tienen que pedir con valor y sin miedo, defendiendo lo que es justo.