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El fallecimiento de Antoni Panadès Aguadé será evocado hoy en muchos círculos sociales, pues era una persona popular como radiofonista y por su implicación en entidades ciudadanas, comenzando por el Ateneu y siguiendo por otras, que enumeraba Eduard Boada en uno de sus artículos documentados y nostálgicos.
Para mí fue el ejemplo de corresponsal. Aunque se codeaba con todas las autoridades de Tarragona, como periodista y como secretario de prensa que fue del Gobierno Civil, su pasión era la vida rural, los pequeños pueblos, la gente anónima, que es la que realmente construye el país regando con su sudor el terreno que ama.
Hay otra característica que admiré en él: su entusiasmo por la profesión. Era un veterano que nunca perdió la ilusión.
