Así es, si así os parece

La recuperación económica es como la fe, hay que que creer en lo que no vemos

19 mayo 2017 23:48 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:23
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El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, está tan bien educado que cuando dice algo parece que no ha dicho nada. Hay una útil frontera entre la reserva y la cortesía, pero a buen entendedor le sobran la mitad de las palabras, ya que la otra mitad no las entiende. “El Estado Islámico es un amenaza muy seria para España”, ha dicho el señor ministro, pero ha omitido decir que España es una amenaza insignificante para el Estado Islámico. Por la caridad entró la peste. Depende de los que vienen a vernos, ya que al parecer somos encantadores. No es temerario augurar que llegará un día en el que le regalaremos pértigas a los que siguen practicando el deporte del salto a las alambradas de Melilla. Año nuevo, la misma vida.

Le estamos llamando recuperación a unas subidas tan ridículas que en la mano no se ven, pero como el dólar ha subido y el petróleo ha bajado, el simulacro es creíble y no me gustaría a mí ser un aguafiestas, aunque estos festejos lleven años aburriéndome. Desde que dejé de creer en los Reyes Magos y, lo que es peor, en los otros. Acaso por eso no acabo de comprender el ahínco de la familia Bush por convertirse en una monarquía. Ahora Jeb Bush, hijo y hermano de expresidentes de EE UU, además de exgobernador de Florida, se ha lanzado a la carrera por la Casa Blanca. Tiene a su favor que habla un español muy fluido, o sea, que es súbdito de Cervantes.

Este tardío intento de descubrir la monarquía a estar alturas no ha sido a mi parecer suficientemente glosado. Lo demás, más o menos, es lo de siempre, con diferencias de grado. Nada menos que 118 periodistas murieron durante el año que desde hace tres días llamamos el año pasado. El patético desorden del hormiguero humano prosigue. Un coche bomba explota en el Parlamento sirio, pero lo que nos importa es lo que ocurre en nuestro barrio, que por cierto cae muy cerca de Grecia. La recuperación económica viene a ser como la fe. Consiste en creerse lo que nunca veremos.

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