Hay quienes defienden el derecho al aborto alegando: que se legalice, no quiere decir que se obligue a nadie a practicarlo. ¿Por qué entonces se entrometen en nuestras convicciones?
Estos mismos se quejan de que los colegios ofrezcan clases de religión cristiana a padres que las deseen para sus hijos. Se les podría decir, con sus palabras: que se legalicen no quiere decir que obligue a nadie a seguirlas, ya que inscribirse es voluntario. ¿Por qué entonces se entrometen en nuestras convicciones?
Aún resulta más asombrosa la actitud de quienes admiten que puedan darse estas clases a los hijos de familias cristianas, pero les escandaliza que se defienda en ellas cosas tan descabelladas como que Dios creó el mundo por amor y que se enseñe el Padrenuestro. ¿Pues qué esperan que se les enseñe? ¿La importancia del reciclaje de las basuras y el respeto que merecen las focas?