Quino y Maradona murieron el mismo año, algo así como si se te mueren dos dioses al mismo tiempo. Argentina quedó estremecida. Suerte que ganaron el mundial. Resuerte que lo hicieron, sino esa orfandad es de las que te dejan dando tumbos por el universo. Quino es el papá de Mafalda. No el papá de Mafalda que adora las plantas, las riega, pero se le mueren, que tiene un 2CV y se cree que tiene uns Rolls Royce, que adora a su hija, pero no la entiende. No, ese papá también sale del mismo lápiz que Mafalda. Quino es el papá, papá. El que hace 60 años pensó que la ternura podía cambiar las cosas. Y creó a Mafalda. Y a Felipe y a Manolito y a Susanita y a Guille y a Libertad y a la profe y a la mamá de Mafalda.
La tremenda mamá de Mafalda con sus sopas, sus sueños, sus desvelos. En Mendoza, provincia de Buenos Aires, en el año de 1932 nace Joaquín Salvador Lavado, una de la referencias más importantes del último siglo para muchos caricaturistas y amantes de la política. Más conocido como ‘Quino’ el maestro era un personaje callado, sencillo, humilde, con su bufanda a lo Fellini. Lo publicó aquí Esther Tusquets en Lumen. Esos libros alargados, como un rectángulo de colores que tenían un lugar especial, especialísimo en las bibliotecas de los años 70. Porque Mafalda era un soplo de aire fresco inolvidable.
Gabriel García Márquez: «Después de leer a Mafalda, lo que más te aproxima a la felicidad es la Quinoterapia»
La historieta de Mafalda aparece en el año 1964, la creación de la pequeña niña que odia tomar sopa, surgió como una campaña publicitaria de aquel entonces y por su gran acogida, Quino la hizo parte de su trabajo sin pensar en el furor que causaría. La idea de fomentar la igualdad y los derechos humanos desde la voz de una niña durante los años 60 causó gran impacto y el inicio para que adultos, niñas y niños amaran al personaje que les enseñó a querer a los Beatles y al Pájaro Loco; también para que reflexionaran sobre la política y la paz. Las preguntas y los pertinentes comentarios que Mafalda realiza a los adultos marcarían su fama en el mundo; la pequeña fue aclamada por su irreverente forma de intervenir en temas como la igualdad de género, eventos históricos como la Guerra de Vietnam y el asesinato de Kennedy.
La pequeña Mafalda junto con su familia y amigos, sigue siendo una de las caricaturas más populares en Latinoamérica y algunos países europeos, traducida a más de treinta idiomas y mencionada por autores como Julio Cortázar: «No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí»; Umberto Eco: «Puesto que nuestros hijos se preparan para ser, por elección nuestra, multitud de Mafaldas, no será imprudente tratar a Mafalda con el respeto que merece un personaje real»; Gabriel García Márquez: «Después de leer a Mafalda me di cuenta de que lo que te aproxima más a la felicidad es la quinoterapia».
El artista Quino decide finalizar la caricatura a mediados de 1973, sacando alrededor de 10 tiras cómicas en una década y en los años posteriores realizando apariciones destacadas en campañas en defensa de la niñez, la educación y la democracia. Mafalda, hoy con 60 años, continúa siendo nuestra genia preferida. En una de mis viñetas preferidas Mafalda observa un árbol retorcido, está en la playa. Le pregunta: «a vos ¿no se te ocurrió consultar a un psicoanalista?» No he sido capaz de mirar un árbol sin pensar en ella.