Debate municipal y espeso

Los partidos no han dicho qué quieren hacer con las ciudades modernas

19 mayo 2017 22:52 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:09
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L as grandes urbes se han convertido en los motores del desarrollo mundial, que tiende hacia la concentración demográfica en megalópolis en las que se forja el progreso. En todas partes, y también en Europa, están abiertos arduos debates sobre el urbanismo y la densidad demográfica de las diversas zonas, la preservación del patrimonio cultural y su compatibilidad con el crecimiento y las nuevas formas de expresión, las tendencias arquitectónicas en boga, las formas de ocupar el ocio de los ciudadanos, la conexión de los diversos barrios estratificados por clases sociales, la implantación de rascacielos y edificaciones singulares, la conversión de las urbes en espacios tecnificados o smart cities, la gestión del turismo, los modos de transporte urbano e interurbano, la implantación del comercio y su adaptación a la demanda. Infinidad de asuntos sobre los que cabe una pluralidad de puntos de vista y sobre los que el ciudadano tiene sin duda opinión.

Viene esto a cuento de la pobreza del debate municipal a menos de qukince días de unas trascendentales elecciones. Los partidos, enfrascados en urgencias de otra índole -hay que luchar contra la corrupción, obviamente, pero éste no puede ser el único designio-, no han dicho una palabra de la ciudad moderna, de qué quieren hacer con las cogestionadas urbes de nuestro país, con las acogedoras capitales de provincia, con los pueblos que se despueblan en la estepa, con las abigarradas ciudades turísticas. Falta, en fin, un debate sobre lo esencial, para evitar ese torpe vacío “municipal y espeso” del valleinclanesco verso de Rubén Darío.

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