Opinión

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Tarragona está de moda. Es tierra de oportunidades, un núcleo económico en expansión, una red empresarial cohesionada y un centro de conocimiento e innovación en efervescencia. Se puso de manifiesto en la presentación de la Guía de Excelencia Empresarial, elaborada por el Diari en colaboración con la Universitat Rovira i Virgili (URV). La Guía ya es una referencia para el tejido empresarial e institucional y una plataforma para compartir valores que definen este momento: liderazgo, colaboración y ambición. La jornada de ayer en el Tinglado 1 del Moll de Costa demostró que Tarragona tiene fuerza y autoestima. La presencia del President Salvador Illa y del conjunto de autoridades envió un mensaje claro: cuando Tarragona va a una, es un motor de primer orden en Catalunya. Ayer, en su intervención, Illa subrayó dos conceptos que el mundo empresarial valora especialmente: prosperidad y estabilidad. No son dos palabras abstractas: se traducen en inversiones, colaboración público-privada, mejora de infraestructuras y agilidad administrativa. Tarragona tiene gran potencial para atraer capital y generar crecimiento, pero deben darse las condiciones adecuadas para convertirse en un referente en sectores estratégicos. La industria encabeza esta transformación, con los sectores petroquímico y logístico recibiendo una lluvia fina de inversiones que refuerzan su competitividad. A ello se suma un turismo que representa el 26% del PIB del territorio, y se prepara para una temporada prometedora, con la mirada puesta en los seis millones de visitantes y la desestacionalización. Y la innovación. La URV y un ecosistema de emprendedores impulsa el crecimiento del clúster TIC, que desde el Tecnoparc de Reus quiere ser la vanguardia tecnológica del sur de Catalunya. Illa fue claro: el talento y la capacidad transformadora de las empresas necesitan un gobierno estable, infraestructuras eficientes y una administración ágil. Y también lanzó un reto: la prosperidad debe ser compartida. Lo ilustró con un ejemplo claro: en 2024, la economía catalana creció un 3,6%, pero la tasa de pobreza no disminuyó. Un dato que apela a la responsabilidad colectiva: crecer no basta si ese crecimiento no llega a todos. La Guía de Excelencia Empresarial quiere contribuir a todo ello, ser una herramienta al servicio de un país que crece con responsabilidad y construye un futuro para todos.

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