Agresiones sexuales a menores

Esta semana la provincia de Tarragona se ha visto conmocionada por dos agresiones sexuales a niñas cometidas por sendos grupos de chicos menores de edad, uno en El Vendrell y otro en Salou, sucesos que han vuelto a poner sobre la mesa el gravísimo problema de las agresiones sexuales a manos de jóvenes, cuyas denuncias aumentaron un 58% entre 2020 y 2021. No, no se trata de casos aislados.

En Tarragona las agresiones sexuales a menores de 16 años han aumentado de las 87 en 2018 a las 184 del 2021, lo que supone que cada dos días una adolescente es violada en la demarcación. Intolerable e insoportable. Es verdad que parte de este incremento puede deberse a la mayor conciencia social de las mujeres respecto a su libertad sexual y la ruptura del tabú en torno a estos crímenes, si bien es cierto que aún no todas las violaciones llegan a plasmarse en una denuncia.

En todo caso, son unos hechos extremadamente graves. Los expertos coinciden en que el problema principal es la falta de educación sexoafectiva y de prevención, así como el consumo de pornografía cada vez a una edad más temprana. El estudio de Save the Children ‘(Des)información sexual’ evidencia que para el 30% de los menores el porno es su «única fuente de información sobre sexualidad» y que niños y adolescentes acuden a la pornografía «como si fuera un tutorial».

El perfil de los agresores que dibujan los expertos es el de «grupos de jóvenes que actúan en un contexto de ocio, que tienen la falsa sensación de que sus actos no van a traer consecuencias y que no son capaces de empatizar con la víctima, un mero instrumento para su fin: pasarlo bien con sus colegas».

La solución pasa por un mayor control del uso de los móviles y una mejor educación, tanto en los institutos como en los hogares y el resto de la sociedad, que fomente valores como igualdad, empatía, respeto... Sí, la tarea es ingente, pero demasiado importante como para postergarla un día más.