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Alemania: elecciones

02 febrero 2025 20:24 | Actualizado a 03 febrero 2025 07:00
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Alemania va a elecciones este mes de febrero. Y no van a ser unas elecciones cualquiera. Serán las elecciones más transcendentes de estos últimos años. La era post-Merkel llega a su fin y empieza lo desconocido. Hic Sunt Dracones, decían los mapas medievales cuando no tenían datos sobre esa geografía concreta. Pues esto es Alemania hoy: Hic Sunt Dracones. En esta contienda electoral se ponen en tela de juicio la globalización y el paraguas de seguridad estadounidense, en el que se basa el modelo alemán desde la reunificación en 1990. El país, motor de Europa, atraviesa hoy fuertes turbulencias económicas y políticas que reavivan profundas inquietudes identitarias. El caso de la icónica fábrica Volkswagen, en Wolfsburgo, esta ciudad creada especialmente para acoger las primeras fábricas y empleados del famoso fabricante alemán, en 1938, entre Berlín y Hannover, en el Land de Baja Sajonia. Esta ciudad de 126.000 habitantes alberga todavía la mayor fábrica de automóviles del mundo, de la que depende casi por completo ya que allí trabaja la mitad de la población. Pero el fabricante, el mayor empleador industrial de Alemania, no aprovechó el punto de inflexión del coche eléctrico y está considerando cerrar tres fábricas al otro lado del Rin, una novedad en su historia. Todos los trabajadores lo saben: no se trata sólo de la fábrica. Volkswagen es una «Alemania en miniatura». Volkswagen es una identidad sustitutiva para los alemanes. Después de la guerra, necesitaban símbolos nacionales para celebrar: el marco alemán, la selección nacional de fútbol y Volkswagen y para la sociedad alemana es aterrador que un símbolo así sea dañado. Más que cualquier otro fabricante, Volkswagen encarna la confianza en la fortaleza de la economía alemana. Uno de cada siete empleos, depende del automóvil. Alemania depende de sus coches y ahora Trump ha dicho que basta. Que se ha acabado eso de tratar a Alemania con guante blanco. No sabemos qué ocurrirá el 23 de febrero pero todo apunta a que AfD, el partido de extrema derecha, será el gran beneficiado de esta época sin referentes. Porque la política -lo decimos aquí a menudo- odia el vacío, y mientras la política liberal de la postguerra no atina a encontrar soluciones, los «dracones» campan a sus anchas.

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