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Fuera móviles de la escuela

05 febrero 2025 07:31 | Actualizado a 05 febrero 2025 07:33
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La iniciativa del Departament d’Educació i FP dirigida a prohibir el uso de teléfonos móviles en todas las etapas educativas obligatorias merece un respaldo decidido. El veto a los móviles, que ya se aplica en la educación primaria, debe extenderse a la secundaria para fomentar un entorno de aprendizaje más saludable y efectivo. Es verdad que los móviles nos abren a nuevas posibilidades, conocimientos y relaciones. También lo es que colonizan espacio y tiempo en nuestras vidas y roban parte de la existencia, especialmente a los jóvenes. El consumo lúdico de pantallas devora anualmente 112 días de un alumno de secundaria en países occidentales. La lectura, en cambio, solo siete días. Los neurocientíficos que investigan el desarrollo psíquico de niños y adolescentes. concluyen que dedicar tanto tiempo a las pantallas y arrinconar la lectura de libros es cambiar oro por baratijas. La habilidad lectora no está codificada en nuestro genoma y es relativamente reciente en nuestra historia evolutiva.

Si no queremos un país de despistados sin compromiso, eliminar los móviles de la escuela es un paso en la buena dirección

Por este motivo, adquirirla conlleva práctica –mucha práctica–, disciplina, esfuerzo y repetición desde la más tierna infancia. El papel de la familia es imprescindible y de ella depende asentar dicha afición. Aprender a leer es un proceso complejo y largo, con etapas que se deben recorrer una a una. Adquirir la habilidad de descodificar textos es el primer paso, al que le sigue la comprensión. Estas habilidades lingüísticas se basan, a su vez, en tres pilares: el dominio de las convenciones del mundo escrito, el conocimiento de las letras y la capacidad para identificar y manipular los sonidos de las palabras. De hecho, cuanto más hablen los padres a sus hijos y más cuentos les lean, más enriquecerán su vocabulario, más se desarrollará su conciencia fonológica y con más facilidad aprenderán a leer. Por otra parte, leer es el mejor modo de configurar la inteligencia en su dimensión intelectual (pensar, reflexionar y razonar) y socioemocional (comprendernos a nosotros y a los demás). Los móviles juegan en contra. En manos y mentes jóvenes, indefensas ante la capacidad adictiva del dispositivo, degradan el aprendizaje, aturden la cabeza, empobrecen la atención, agotan la mente, refuerzan el ensimismamiento, erosionan la lengua y debilitan la memoria. Si no queremos un país de despistados sin compromiso, eliminar los móviles de la escuela es un paso en la buena dirección.

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