La ecuación es tan clara como inconcebible. Estados Unidos pide a Ucrania, bombardeada y maltratada por Rusia, que acepte lo más rápidamente posible una solución al conflicto que la perjudique por completo, o corre el riesgo de perder el interés en su destino. Un olor a quemado se cernía sobre Kiev el jueves 24 de abril. En mitad de la noche, el ejército ruso lanzó su ataque más mortífero contra la capital en casi un año. Un misil balístico impactó una zona residencial, matando a 12 personas e hiriendo a decenas más.
Donald Trump reaccionó de una manera que delata la parcialidad de su compromiso. Ucrania no consigue nada significativo Ucrania esperaba un alto el fuego inmediato que congelara el conflicto en la línea del frente, así como garantías de seguridad estadounidenses que protegieran al país de futuros ataques. En este momento, no tiene nada. Las fuerzas armadas rusas han intensificado sus bombardeos en las últimas semanas, rechazando el alto el fuego que los ucranianos aceptaron el 11 de marzo. La «tregua de Pascua», anunciada unilateralmente por Vladimir Putin el 18 de abril, fue vista en Ucrania como un mero subterfugio. Los términos del plan estadounidense parecen totalmente favorables al Kremlin.
Según se informa, Estados Unidos está dispuesto a reconocer la anexión de Crimea (al igual que la administración Trump reconoció la anexión israelí de los Altos del Golán) y a levantar gradualmente las sanciones contra Rusia. Pero parte del sistema en este ámbito es responsabilidad de los europeos. Otra limitación: en este plan americano Ucrania no obtiene nada significativo. ¿Pertenencia a la OTAN? Rechazado.
¿Garantías de seguridad de Washington? Ninguno. ¿Las cuatro regiones administrativas del Este y del Sur, tomadas por el ejército ruso, anexadas por Moscú, pero no totalmente controladas? Se produciría una congelación del conflicto en torno a la actual línea del frente. Moscú pretende astutamente ser pragmático al no reivindicar el control total, sabiendo que el plan general convertiría a Ucrania en una presa mucho más vulnerable en el futuro. Los límites territoriales estaban ya en la negociación. Crimea segurá siendo rusa, y el Donbass también. Lo importante era que Kiev llegase a la mesa en condiciones. No es el caso.