Por un mejor transporte público

La entrada en vigor de la medida aprobada por el Gobierno para que los abonos en el transporte público ferroviario sean gratuitos –también se aplican descuentos en los autobuses– ha tenido en Tarragona una gran demanda, como lo demuestra el hecho de que han sido más de 18.000 las personas que se han acogido a esta medida.

Los testimonios de los viajeros confirman que uno de los grandes objetivos de la iniciativa, el de ayudar a las familias a paliar la crisis provocada por el imparable aumento de los precios de los productos básicos, se ha conseguido, toda vez que no tener que pagar por los desplazamientos al lugar de trabajo o de estudios representa un considerable ahorro. Sin embargo, no falta quien cuestiona esta gratuidad absoluta, que beneficia a todos por igual sin distinguir entre el diferente nivel de renta de los usuarios.

En este sentido, hubiera sido más justo un descuento progresivo teniendo en cuenta la situación económica de cada ciudadano, dejando la gratuidad absoluta para los más vulnerables. En otro gran objetivo es hacer que la medida actúe como incentivo para que más ciudadanos renuncien al vehículo propio y apuesten por el transporte público como una forma de luchar contra el calentamiento global.

Es este un punto que admite ciertas puntualizaciones, porque, como los propios viajeros apuntan, para ello hay que tener en cuenta otros elementos, más allá de la gratuidad. Y es que no se conseguirá desviar a los automovilistas hacia el tren si este no les garantiza puntualidad, comodidad y un buen servicio, algo que hoy el ferrocarril en Catalunya está lejos de alcanzar, toda vez que las noticias de retrasos, averías y vagones atestados se suceden con demasiada frecuencia. Y ese es uno de los grandes retos que debe afrontar sin perder un segundo más la movilidad en este territorio, donde el tren es una de las grandes asignaturas pendientes.