Un Govern en la encrucijada

El futuro del Govern de Catalunya y el de algunos cargos de relevancia tanto en la propia comunidad como en la provincia de Tarragona –como el del presidente de la Autoritat Portuària, por ejemplo– está en manos de los 6.465 afiliados de Junts, que deciden en una consulta que se llevará a cabo entre hoy y mañana si este partido continúa formando parte del Ejecutivo o si sale de él.

Una decisión trascendental que, sea cual sea el resultado, conllevará una ruptura interna en el seno de los postconvergentes, pues quienes han hecho campaña por romper con ERC han apostado tan fuerte que les será difícil dar marcha atrás y conservar cierta credibilidad.

Asimismo, sea cual sea la decisión que salga de esa consulta, parece claro que el horizonte será de mayor inestabilidad. Y es que las opciones que se barajan son un gobierno en solitario de Esquerra, que, con solo 33 diputados, se vería obligada a hacer de la geometría variable una forma de vida para continuar la legislatura, para lo que sería necesario tener mucha cintura y apoyarse en partidos a los que hasta ahora ha negado, como el PSC.

No será un escenario sencillo. Como tampoco lo será continuar con Junts en el Govern, pues nada garantiza que el voto en ese sentido de los afiliados de este partido acabe con las suspicacias y la desconfianza que se han instalado entre ambas formaciones independentistas, sobre todo cuando buena parte de los dirigentes de Junts se han pronunciado abiertamente por la ruptura y han criticado duramente a ERC. Sea como fuere, se avecina un horizonte muy complicado en un momento en que la gestión de la situación económica, que está afectando ya gravemente a miles de familias, exige de nuestros representantes un grado más de responsabilidad y anteponer las necesidades de los ciudadanos a sus propios intereses. Porque la inestabilidad es lo peor para enfrentarse a una crisis del tamaño de la que ya tenemos entre nosotros.