Un médico, mejor que ‘Dr. Google’

Internet ha puesto toda la información del mundo al alcance de cualquiera. La facilidad con la que alguien puede publicar algo en la red hace que haya multitud de información colgada. Visto todo esto, podría parecer que todo son ventajas y comodidades, pero realmente también tiene sus desventajas e incluso sus peligros. Esto es esencialmente importante cuando se trata de temas de salud.

Y es que las consultas al ‘Doctor Google’ son el pan nuestro de cada día: 4 de cada 10 españoles utilizan habitualmente internet para informarse sobre salud, y un tercio de ellos cree en los resultados de las búsquedas que realiza en la web. Algunos incluso llegan a autodiagnosticarse en función de aquello que leen por la red, y esto provoca un elevado riesgo para su salud.

Y es que el mayor peligro es que diagnosticar una enfermedad suele ir seguida de la prescripción de un plan terapéutico, y con el ‘yo me lo diagnostico-yo me lo receto’ equivocarse es fácil, y corremos el riesgo de que sea peor el remedio que la enfermedad. Sin olvidar que la automedicación aumenta los riesgos de alergia a fármacos, resistencia a los antibióticos, interacción con la medicación habitual o las contraindicaciones. Es verdad que intentar frenar el uso de internet en estos asuntos sería como ponerle puertas al campo.

La búsqueda de datos sobre alguna dolencia en Internet no es desaconsejable en sí misma, ya que puede servir para ampliar alguna duda puntual que surja. El problema es que en la red hay mucha información falsa y esa desinformación incluye a la salud. Allí hay tanto páginas con base científica, que ofrecen datos solventes, como otras que ofrecen curas milagrosas, reniegan de las vacunas o defienden la homeopatía.

Así las cosas, la cuestión no es tanto frenar su avance como desarrollar herramientas mejores, potenciar la educación sobre el uso de internet y, siempre, resolver las dudas consultando directamente con un profesional de la salud.