El dinero de los otros

Ahora el portal de Belén cae lejos del portal de la transparencia

19 mayo 2017 23:57 | Actualizado a 20 mayo 2017 21:39
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El portal de Belén va a caer este año al lado del llamado «portal de la transparencia» de la histórica política española, que nunca ha estado clara. Lo único que sabemos todos de ambos portales es que nos han dado con las puertas en las narices. Hay desbarajustes de indemnizaciones y salarios en la Administración y como la gente se compara, está bastante disgustada. No entiende cómo algunos asiduos cretinos ganan más dinero que los que llevan poco tiempo siéndolo y hacen cuentas. El balance, provisional todavía, ya que son las cuentas de nunca acabar, arroja cifras injustas; 264 cargos cobran más que el presidente del Gobierno y algunos más del doble. Los secretarios de Estado ganan más, quiero decir que perciben más, que los señores ministros, que son todos unos eventuales. Los mejor pagados por nosotros, que somos los que pagamos todas juntas, son los presidentes y directores de sociedades estatales y entidades empresariales públicas. El poder corrompe siempre, pero disimula su hedor con la distancia y apestan menos los «altos cargos» cuando recobran su verdadera estatura. Muchos incompetentes consejeros de Competencia y de la CNMV reciben durante dos años 9.000 euros, tras haber dejado sus abrumadores trabajos.

Quizá sea verdad que la vida es una pasión inútil, que dijo aquel inteligentísimo bizco llamado Jean-Paul Sartre, que vio claras muchas cosas. Lo que ahora vemos con nitidez todos es que la pasión política es utilísima para muchos. Quienes han caído en sus brazos viven en volandas durante mucho tiempo y el pasado les sigue aportando réditos, ya que los servicios alquilados no prescriben. Hay una verdadera curiosidad por saber cuánto ganan los que contribuyeron a nuestra perdición colectiva. Sin duda se han hecho acreedores a un mal ganado descanso, pero no debieran hacerse ricos por haber contribuido eficazmente a nuestra pobreza. Ahora andamos de puerta en puerta, pero el portal de Belén cae lejos del portal de la transparencia, calle de la amargura arriba, sin número.

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