El regreso de Pablo Iglesias

Futuro incierto. En los próximos días veremos si la valiente opción de ejercer el permiso de tres meses paternidad habrá descabalgado al líder de Podemos de la campaña electoral o su valor simbólico le relanzará

25 marzo 2019 06:39 | Actualizado a 25 marzo 2019 06:54
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Él lleva unos tejanos caídos y una camisa de franela de cuadros rojos y blancos a lo leñador donde recae su popular coleta. Está dándole el biberón a uno de sus dos bebés mientras intenta que el otro que -se muestra inquieto e irritado- se quede dormido balanceando su cuna-mecedora con la punta del pie. De fondo suena música clásica que parece no ejercer el rol de destensar el ambiente.

El salón del chalet es amplio y está decorado sencillamente: un sofá grande de colores suaves, una mesa de centro con pilas de libros donde sobresalen varios ensayos políticos,un par de sillones oreja junto a una luz por si surge la oportunidad de la lectura y como no una gran alfombra al pie de una chimenea donde unos troncos de leña dan calor a la estancia. Por todos los rincones aparecen rastros de la crianza, biberones, sonajeros, ropa por ordenar, un enorme parque lleno de mantas musicales… 

De repente se abre la puerta del chalet y aparece su compañera, blusa blanca holgada que deja adivinar un nuevo embarazo y pantalones morados. En su expresión se mezclan la rabia y la incredulidad  cuando esgrime ante él un cartel donde se anuncia la vuelta del líder con una foto donde él aparece de espaldas y sobrevolando una sóla palabra pero que incluye unas letras resaltadas: vuelve. La colíder del partido Unidas Podemos no da crédito todavía de que el patriarcado haya conseguido superar todos los controles de corrección política de la formación. Una vez más el líder tiene que salir a defender -primero en casa- un error o despejar un balón que alguien ha disparado y va a subir al electrónico electoral como un gol en propia puerta al partido Podemos. 

El cuarto partido y segundo de la izquierda tendrá problemas para reivindicar un rol decisivo tras el 28-A

Me he querido imaginar esta escena doméstica en el fin del permiso de  paternidad de tres meses que se ha tomado Pablo Iglesias.Escribo este artículo el mismo día en que se ha anunciado por todo lo alto el advenimiento del líder. Un líder que ayer mismo inició una campaña a la que llega tarde, y no por el permiso de paternidad, y en la que el patinazo del cartel no deja de ser una anécdota y el menor de sus problemas.
Se va a encontrar con una formación debilitada, a la que todas las encuestas auguran un retroceso importante en las elecciones que vienen y donde tras la salida de Errejón -al que quisieron expulsar pero no se atrevieron- todo empieza a tambalearse. Algunas de las formaciones regionales que le dieron su apoyo en el pasado para conformar una fuerza con poder nacional se han ido separando manifestando que no irían de la mano del partido morado otra vez. ¿Estrategia electoral o instinto de protección? 

A eso le sumamos candidatos que una vez anunciados comunican su renuncia inmediata y una dificultad ante el enorme reto que supone remontar esa situación en dos meses. 

Desde 2014, año de su creación, y en el que en las elecciones europeas consiguieron convertirse en el cuarto partido más votado, la formación fue creciendo en sucesivas votaciones y ganando parcelas de poder municipales y autonómicas. Eran los tiempos de máxima popularidad del líder. En el programa de Cuatro Chester reunía. a más de tres millones de espectadores y su participación en Salvados también lo catapultaba como una estrella emergente.Hasta que esas parcelas de poder (las locales y autonómicas) le supieron a poco y desestabilizó al partido socialista de Pedro Sanchez exigiéndole la vicepresidencia del gobierno e igualdad en nímero de ministros en un hipotético gobierno de izquierdas.

Ese error de cálculo supuso un giro del PSOE hacia Ciudadanos y un cierre en banda de la vieja guardia socialista que no estaba dispuesta a tolerar que algo asi sucediera. Un error propio de la juventud e inexperiencia de los cuadros al que se han sumado otros y que han derivado en la situación actual. Pero si hay un error -muy común en política- que sobresalga sobre todos los demás es el exceso de protagonismo que el líder ha asumido. Todos entendemos que las corrientes ideológicas necesitan identificarse en líderes que las representen y aglutinen el fervor de sus votantes. Pero este partido que prometía una contribución a la limpieza de la clase política general española, una renovación sobre todo en los programas pero también en los mecanismos se ha entregado al mesianismo convirtiendo a su líder en la única referencia mientras reducía su programa y personalidad a una mera función de «muleta» de presión para conseguir que el gobierno socialista ejerciera las políticas sociales que había prometido.

 

Javier Pons inició su carrera en Radio Reus. Ha sido director de “El Terrat”, director de TVE y CEO de Prisa Radio. Actualmente dirige la productora Globomedia (Mediapro).

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