Entrar por el patio

Los ladrones estaban dentro de casa y no tenían necesidad de forzar la puerta. El más notorio de ellos, el exseñor Rato, estuvo a punto de ser presidente de todos los españoles y la actual vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dice que se trata de un asunto particular. Aunque nos mojemos todos cuando llueve en el patio de la casa común, éste sigue siendo muy particular. La Agencia Tributaria, a la que no se puede acusar de apresuramiento, llevaba investigando al acreditado golfo desde el año 2013, a raíz de la infausta amnistía fiscal. Ahora ha descubierto que el magnate era un mangante que posee un patrimonio de 27 millones de euros y un hotel en Berlín. Las cifras de la fortuna oculta pueden variar hasta que no se releven a los investigadores, que deben de estar cansadísimos, pero su hallazgo lo conocíamos todos: España es pobre por culpa de los ricos. Así tituló Pablo Neruda un poema terrible y acusador de sus libros, España en el corazón.

El caso es que los pobres también roban, en su modesta medida, y además tienen el feo vicio de la envidia, porque les cunde poco. Europa es un desbarajuste. ¿Qué les habrán contado a los sin papeles para que sigan llegando en tropel? En el primer trimestre de este año han llegado a Europa más sin papeles que nunca. El triple. Unos 57.300, según los contables de mar y tierra. En realidad, el engaño viene de antiguo y ya en el Poema de Mío Cid se pondera a los buenos vasallos, si hubiera buenos señores. No está tan claro. La naturaleza humana no distingue de clases sociales, ni de pecados capitales y pecados provinciales. Lo que sí es cierto es aquello que gustaba repetir a Albert Camus, de que la miseria con sol se convierte en esplendor, sobre todo si gritan unas geranios en una pared encalada y una madre, que grita más que los geranios, llama a su hijo, que sigue jugando en calle, aunque sea la hora de comer algo. En Andalucía se comprueba diariamente. Por eso es inmortal. Porque es inmorible.