Filosofías de empresas recaudatorias

Es curioso, si analizamos el recorrido de nuestra sociedad desde los 40 hasta ahora, cómo ha evolucionado a peor, a pesar de una mayor preparación, tecnología punta, mayor competitividad, muchos másters, mucha libertad según algunos, y una democracia de las mejores, porque somos muy de medallas.

Pero si analizamos fríamente desde nuestra sinceridad interior, desde nuestra conciencia, que no engaña, aunque todos nosotros podamos engañar al entorno, ya que todos tenemos una careta, veamos cómo hemos evolucionado.

En los 40-60, en los pueblos e incluso ciudades, un acuerdo era un acuerdo, con un apretón de manos y como mucho un escrito firmado por dos valía, no se necesitaba notarios. Una tienda te fiaba, un negocio familiar funcionaba y una empresa tenía un carácter familiar con los empleados, se podía entrar de pinche, a la vez que se hacían cursos de formación y salían buenos profesionales.

Ahora, para encontrar un profesional de calidad, hay que buscarle con un candil y, claro, cobran lo que cobran.

Antes las empresas tenían por una filosofía básica el atender a los clientes y fidelizarles pues eran lo valioso para poder vender y obtener beneficios, que a la vez redundaba en puestos de trabajo y contratos fijos, que duraban muchas veces toda una vida profesional, con lo que la inversión inicial del aprendizaje la amortizaban con creces, todos sabemos casos de entrar de botones y llegar a presidente.

Pero poco a poco esta sociedad se va deshumanizando, se comienza a perder los valores de humildad, austeridad, respeto, démosles a nuestros hijos todo lo que no tuvimos, démosles premios por sacar buenas notas, por favor no les pongan tantos deberes, etc. Del Monte de Piedad y de Cajas de Ahorro, pensadas para ahorrar desde el punto de vista social, hemos pasado a Cajas donde se han ubicado los amigos de los políticos y ellos mismos, para beneficiarse, sin tener idea de la gestión y hasta que ha explotado.

Los Bancos, desde el antiguo banco en que se conocía a cliente por cliente y en donde uno guardaba sus pequeños ahorros con confianza, hemos pasado a unas entidades lucrativas, con el objetivo de cuál saca mayores beneficios, y en los que eres el cliente del NIF oxxxxxG. Te cobran por tener tu dinero, comisiones excesivas, mantenimiento de cuenta... bueno, hasta por respirar, te cobran un 5% cuando ellos compran al 1%, es un ejemplo.

Si nos vamos a las empresas eléctricas y de gas, es tremenda la filosofía equivocada que mantienen. Primero no hay competencia, pues todas van a lo mismo: a ganar lo más posible. Te vas de una porque otra te hace una oferta y entonces te llama sin cesar la anterior para ofrecerte unos descuentos superiores, si vuelves, pero esto es poco ético y un engaño. Si pueden realizar esos descuentos, por qué no bajan los precios. Te informan en las oficinas amablemente, ante las quejas, y te remiten a un teléfono en el que te puedes tirar 15 minutos pulsando números para no resolver tu duda.

Las empresas privadas de salud ofrecen para los nuevos socios regalos, ventajas, etc. y para los mayores jubilados, que pueden llevar 30 años, les suben las tarifas por mayor riesgo, dicen que son estrategias del marketing, pero yo me pregunto si ofrecieran cuando haces el contrato que cuando te jubiles te adaptarán la póliza, no ganarían más clientes?

Por último las empresas petroleras, no hay libre mercado, pues todas pactan los precios de gasolina y gasoil, además cuando baja el barril, por ejemplo de 100 dólares a 86, no bajan los precios, aparte de los impuestos indirectos que cobra el Estado.

En fin nos quejamos de los corruptos, pero el problema es que es la sociedad en que vivimos, todos somos corruptos en nuestra medida. ¿Quién no ha consentido una factura sin IVA? Quién ha rechazado algún regalo?